Un gran edificio de ladrillo rojo situado al final de la Avenida Daly, al sur de la calle Rideau, muestra una serie de habitaciones recién construidas. Las nuevas habitaciones responden al incremento de estudiantes que solicitan alojamiento en una residencia que ofrece un buen ambiente de estudio, una variada gama de actividades culturales y unas amistades que duran toda la vida.
Además de las habitaciones, en la residencia se ha construido un oratorio. El pasado otoño, el 10 de noviembre, Mons. Luigi Ventura, el representante del Santo Padre en Canadá, acudió a Valrideau para dedicar la nueva capilla, revestida de madera y decorada con unas pinturas detrás del altar. Más de 120 personas acudieron a la Misa.
La Residencia para universitarias Valrideau abrió sus puertas en 1989. ¿Qué supone vivir en un lugar tan atractivo como desafiante? Las estudiantes no sólo encuentran aquí un ambiente que favorece el trabajo duro y el estudio intenso. Para algunas, Valrideau significa también dedicar tiempo a acompañar a niños disminuidos y pasar con ellos un rato divertido. Significa realizar tareas de voluntariado en asilos, ingeniándoselas de varias maneras para hacer reír a los ancianos. Finalmente, para otras significa enriquecerse humanamente con los coloquios culturales que se celebran en la residencia, en los que diferentes profesionales narran sus experiencias.
Por ejemplo, el año pasado, la rectora de la Universidad de Ottawa, Huguette Labelle, miembro de la Orden del Canadá, explicó qué supone para la mujer tener éxito en el mundo laboral canadiense.
Desde diversos puntos de Ottawa acuden mujeres a Valrideau para rezar en el oratorio y aprender a ser mejores en sus propias ocupaciones profesionales, poniendo por obra en el trabajo su propia fe.
Periódicamente se celebra la Misa. "Recibimos formación para poder vivir la fe en las circunstancias ordinarias de nuestra vida”, dice la directora de la residencia Laly Martin.
Las actividades que ofrece la residencia Valrideau están basadas en la fe católica y, más en concreto, en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, canonizado por Juan Pablo II el pasado octubre. Muchas residentes acudieron a la ceremonia celebrada en Roma, en la Plaza de San Pedro. El nuevo santo enseñó que todos los cristianos pueden y deben luchar por alcanzar la santidad, sirviendo a los demás y transformando todos los acontecimientos de la vida en caminos de encuentro con Dios.
Para más información sobre Valrideau: Laly Martin, 613-789-3510.
Reproducido con permiso de IMAGE newspaper, Sandy Hill, Ottawa. Abril-Mayo 2003.