Una Clínica que inspira vidas

En una de las comunidades más vulnerables de la República Mexicana, se encuentra la Clínica de San José de Toxi, un lugar en el que alumnos de Medicina y Enfermería de la Universidad Panamericana hacen su servicio social.

A pesar de ser una comunidad pequeña, conformada por alrededor de 650 personas -un porcentaje no pequeño es analfabeto-, ordinariamente los pasantes reciben a diez pacientes cada día. La diabetes es una enfermedad común en San José de Toxi. La clínica también recibe muchos casos de pediatría, obstetricia y ginecología.

Un esposo enfermo y un médico implicado

Paula es una mujer que vive en la comunidad de San José de Toxi. Acude a la clínica desde hace quince años y ha descubierto en ella un trato amable y cariñoso por parte de los pasantes que acuden ahí año con año para realizar su servicio social: “Han venido muy buenos doctores. Nos apoyaron mucho; estuvieron día a día con nosotros”.

Para “Mari Chui”, la hija más pequeña de Paula, esta médico ha sido una gran motivación, pues ahora ella sueña con llegar algún día a ser doctora

El año pasado, su esposo cayó gravemente enfermo. La señora Paula recuerda con cariño a la médico que vivió de cerca el caso de su familia y que se mantuvo especialmente cariñosa. Para “Mari Chui”, la hija más pequeña de Paula, esta médico ha sido una gran motivación, pues ahora ella sueña con llegar algún día a ser doctora.

La Clínica de San José de Toxi, ubicada en el Estado de México, a dos horas de la Ciudad de México, forma parte del Sistema Panamericano de Salud. Con más de 40.000 consultas realizadas durante el 2016, la clínica imparte los servicios de medicina general, enfermería, odontología, psicología y fisioterapia.

La Universidad Panamericana se mantiene especialmente cercana con la clínica. “Siempre que necesitamos ayuda con algún caso, están ahí. Estamos bastante apoyadas”, afirma la doctora Gloria Guzmán, actual médico pasante.

Tan lejos y tan cerca, gracias a las personas de San José de Toxi

Gloria nació en Oaxaca, pero se trasladó a la Ciudad de México a los 18 años para poder estudiar Medicina: “Sé que es un camino largo y pesado, pero estoy bastante motivada”. Ahora que ha comenzado su servicio social, se encuentra aún más lejos de su ciudad natal. Sin embargo, ha descubierto una especial cercanía y amabilidad por parte de las personas de San José de Toxi.

Los alumnos de la Universidad viven durante todo un año en la comunidad, pues es el tiempo que requiere su servicio social. A lo largo de esos meses, el vínculo que forman con las familias de la zona se fortalece cada día. Y no se limitan a solo dar consultas; las clases de crossfit, de baile y de inglés se han vuelto nuevas formas en las que los pasantes buscan ayudar un poco más.

El 30% del medicamento que posee la Clínica de San José de Toxi se consigue a través de donaciones

La Clínica de San José de Toxi utiliza un avanzado expediente electrónico que le facilita la eficiencia en la atención que se les brinda a los pacientes. Además, el 30% del medicamento que posee se consigue a través de donaciones, lo que permite poder dar un nivel de cuidados de alta calidad, tomando en cuenta las condiciones económicas de los pacientes.

Valorar la vida humana en sus condiciones más vulnerables

La calidez en el trato es aspecto fundamental de la clínica. Los pasantes descubren en cada uno de sus pacientes el valor de la vida humana en sus condiciones más vulnerables. Y en cada sonrisa, la mejor recompensa por su trabajo.

Así, la Clínica de San José de Toxi continúa con su esfuerzo constante por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la comunidad, haciendo eco de las palabras del Papa Francisco: “¡No dejemos solas a las personas enfermas! No impidamos a ellos encontrar alivio, y a nosotros ser enriquecidos por la cercanía con quien sufre. Los hospitales son verdaderas “catedrales del dolor”, donde también se hace evidente la fuerza de la caridad que sostiene y siente compasión.” (Catequesis de la Audiencia General del 9 de noviembre de 2016)

* Reportaje original en la página web del Opus Dei en México