En la empresa Techno Brain, presente en 25 países y con sede en Nairobi (Kenia), cuando hay que tomar una decisión se reúne a la dirección para saber qué opinan los asistentes sobre el problema a tratar. Sarah, la única mujer con galones en la mesa, no dice lo que piensa. A ella se le pide que diga lo que siente. "Me preguntan qué sentimiento y qué pálpito me genera el asunto. Si me ven contenta, seguimos adelante con el proyecto", relata a MERCADOS Sarah Richson, la única directiva africana de esta multinacional en la que "hay otra jefa, pero es americana, así que no cuenta", matiza.
Richson forma parte del escaso 3% de féminas, según sus datos, que ocupan puestos de dirección en el entramado empresarial keniano. Las cifras patrias le parecen menos escandalosas cuando descubre que en el segundo periódico de España apenas hay mujeres al frente de secciones. "¿Estamos así en el año 2015? Veo que entonces no es un problema sólo de mi país?", bromea.
Son africanas, ejecutivas y mandan en sus empresas from Opus Dei
Con tasas de crecimiento de entorno al 5% previstas para este año, África es la nueva frontera económica. Países como Nigeria, Gana, Kenia o Ruanda están creciendo por encima del 6%, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el reto que afronta el continente las mujeres cumplen un papel importante. Son la columna vertebral de las comunidades y las que tienen la llave para desbloquear el potencial económico de la región, pues proporcionan la mayor parte del trabajo con la mitad de recursos. "La mujer es más productiva pero tiene más dificultades para acceder a financiación, a los derechos de tierra, a la formación", explica a este suplemento Luis Padilla, responsable del informe sobre el crecimiento en África de la OCDE.
Dos tercios de las africanas integran la población económicamente activa del continente, donde la proporción de empresarias en relación a la población es mayor que en cualquier parte del mundo, según el Banco Mundial.
En África subsahariana las mujeres constituyen el 40% de la mano de obra no agrícola y el 50% de los trabajadores por cuenta propia, según el FMI. Según el índice de Género de Emprendimiento y Desarrollo (GEDI, en sus siglas en inglés), Sudáfrica es el país con una mayor tasa de emprendedoras (44%), seguido de Botswana (36%), Nigeria (32%), Zambia (29%), Angola (26%), Ghana (25%) y Etiopía (21%). "Aunque tradicionalmente la mujer tiene un papel secundario en relación al del marido ese esquema se está rompiendo y hay mujeres muy potentes al frente de empresas en países como Kenia o Nigeria", relata África M. Ariño, profesora del IESE, centro que organiza intercambios con escuelas de negocios de África. "Las mujeres tenemos un esquema de pensamiento racional, pero tenemos más capacidad para sortear los caminos rígidos que a veces dificultan los cambios y, además, transmitimos pasión", explica Richson.
Mujeres más emprendedoras
En la mayoría de los países las mujeres que no han recibido formación dirigen negocios modestos, mientras que las que sí han estudiado empiezan a ocupar puestos de rango en algunas empresas. "La mujer africana contribuye a la economía a través de actividades que generan ingresos sobre todo dentro de la economía informal como la restauración o la venta ambulante, de donde trata de salir para dar el salto. Aunque cada vez hay más ejecutivas que tienen una participación activa en los puestos de dirección en la administración pública y privada y en la dirección de pequeñas y medianas empresas", explica Christiane Kadjo, emprendedora marfileña.
Mary Njeri Kinyanjui estudió el salto de las emprendedoras desde las zonas rurales a las urbanas en Kenia. "A través de esta economía informal, estas mujeres ayudan a cambiar la morfología urbana, la realidad de las ciudades", explica la autora de Women and the informal economy in urban Africa. Cita algunos modelos de éxito como el de una comerciante keniana que empezó cosiendo ropa y acabó instalando un negocio y comprando locales a los asiáticos que habían dejado los mercados de Nairobi. Dice que la educaron en la idea de que "hay que invertir, no sólo para sobrevivir, sino para hacer dinero a medio plazo".
Chantal Epie, que ha trabajado en la educación de niñas nigerianas en colaboración con la Business School de Lagos, sostiene que en la mayoría de países africanos la mujer es "más emprendedora que el hombre". "En Nigeria ocupan cada vez más cargos de responsabilidad en los consejos de dirección o en la administración", asegura. "La formación es la barrera más difícil de franquear, pero las que lo consiguen tienen más facilidad para escalar puestos", dice Richson. Otro de los retos es que las instituciones faciliten a la mujer el acceso a los recursos y la financiación. "Cada vez hay más presencia femenina en el skyline económico, pero necesitamos hacer aún más ruido", asegura.
Sarah Richson: 'Somos el nuevo motor de la economía'
Meses después de llegar a Londres, Sarah Richson logró pasar un duro proceso de selección para trabajar en una empresa británica. Lo consiguió por su expediente y porque su apellido, Richson, no hacía sospechar su origen. Pero en el momento de hacer la entrevista personal, su interlocutor, sorprendido de que fuese negra, le dijo que tirara la toalla porque, aunque dominaba el inglés, "tenía acento". "Le respondí que un inglés de Londres también tiene acento. Todos lo tenemos. La secretaria del presidente pidió que me dieran una oportunidad para demostrar mis capacidades", relata la jefa de Recursos Humanos de la empresa Techno Brain.
Cree en un liderazgo horizontal, rechazó un despacho porque en la pecera "no podía hablar con el equipo" y muchos la miran raro desde el día que renunció a coger un taxi para ir a una cita "en la calle de al lado" de la sede de su compañía.
Su disciplina es la del encuentro, la palabra y la intuición. Embarazada, se fue a estudiar fuera para no acabar "cuidando la casa". Trabajaba de día, estudiaba de noche y dormía tres horas. "En África un hijo es una buena excusa para no educarte", explica. "El continente se está moviendo muy deprisa, tiene fuerza, a pesar de los estereotipos. La mujer tiene un rol principal en este reto. Hay que construir un verdadero liderazgo ético y dejarle mostrar su potencial".
Es difícil pasear por las calles de Namibia, Kenia, Uganda, Tanzania, Ruanda y Burundi y no acordarse de Rabari Alai, ejecutiva de City Clock. Esta empresa ha instalado relojes solares en las capitales de los citados países que, además de dar la hora, se sostienen en cubos en los que se inserta publicidad. Con más de 2.000 cronómetros dispersos por África, es la única empresa en Kenia que tiene franquicias en otros países y planean dar el salto a Sudán del Sur y Sudáfrica.
Rabari Alai: 'la mujer es la que cambia la sociedad'
Como muchas de las directivas africanas, Alai estudió fuera: Administración Pública en Filipinas. "La educación es el gran reto en África. En muchos lugares no se ve a las mujeres como personas a las que merezca la pena educar. Son marginadas, las casan. Sólo algunas logran escapar a eso. Una vez logras franquear esa barrera, el hecho de llegar a algún puesto de rango es más fácil", explica a MERCADOS.
Reconoce que muchos compañeros la miran con recelo porque no está casada ni tiene hijos. Pasa sus jornadas en su modesto despacho en Westlands, la city de Nairobi, su ventana al mundo. "Trabajar en los negocios te abre la mente. La mujer aquí es la que cambia la sociedad: se mueven y se unen para crear proyectos. Las cosas están cambiando y cada vez hay mujeres desempeñando trabajos pensados para hombres", apunta.
Ibukun Awosika es la fundadora y presidenta del grupo The Chair Centre, empresa nigeriana líder en mobiliario de oficina. Licenciada en Química en la Universidad Ife y MBA en la de Lagos, es una de las figuras femeninas que más despuntan en el ámbito económico del país.
Ibukun Awosika: 'nuestro trabajo es un recurso valioso'
Ha liderado varias iniciativas de apoyo a la mujer, forma parte del Nigerian Economic Summit Group y ha trabajado para el comite nacional de creación de trabajo. Por su labor obtuvo el premio Women Entrepreneurial Challenge Award (IWEC). "No es una decisión inteligente no contar con todos los recursos disponibles para desarrollar tu empresa y el trabajo de la mujer es uno de estos recursos valiosos", explica.
"Nuestro entorno tradicional aún pone mucho énfasis en la supremacía del hombre en el entorno familiar y eso afecta a la capacidad de la mujer para desarrollar sus ideas y proyectos", dice.
Saidati Mukakibibi: 'no hay futuro sin libertad de palabra'
A Saidati Mukakibibi su espíritu emprendedor le costó varios años de cárcel. Es la directora y fundadora de Montjali news, un medio incómodo que le mete el dedo en el ojo al Gobierno de Paul Kagame. La periodista pasó cinco años en prisión por opinar sobre el genocidio ruandés en las páginas de su medio.
Tras su liberación, saca adelante ella sola su periódico, sin ayudas y esquivando la censura. "Como soy incómoda tengo grandes problemas para conseguir publicidad". Tiene que imprimirlo en Uganda. Le cuesta alrededor de 2.000 dólares, que saca a duras penas. "Estoy orgullosa. La libertad de palabra es fundamental para el desarrollo económico del país y de las mujeres", dice.
Defiende que las africanas, en los negocios, "son más creativas que los hombres, pero también más indecisas". "En Ruanda hay más mujeres diputadas que hombres pero ninguna cuestiona al Gobierno", dice.
Christiane Kadjo: 'educar a una niña es construir un país'
Christiane Kadjo tiene un recorrido impecable: estudió comercio y se especializó en marketing, empezó trabajando en la empresa Bull y después en uno de los principales bancos de Costa de Marfil, su país.Tras años volcada en la enseñanza de la gestión comercial, ahora trabaja en el área de formación femenina de la asociación Educación y Desarrollo (EDE, en sus siglas en francés).
"El trabajo de la mujer es un factor de desarrollo esencial en los países africanos", explica. Denuncia, sin embargo, las dificultades que encuentran a la hora de conseguir financiación para desarrollar sus proyectos.
"No se trata sólo de recibir un sueldo. La mujer también contribuye al crecimiento del país a través de la educación de sus hijos, que serán miembros activos de esta sociedad en un futuro próximo. Educar a una mujer es ayudar a construir una nación»" dice.
El Mundo: Son africanas, ejecutivas y mandan en sus empresas (PDF)
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