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Buena Esperanza
Bradi Barth (1922-2007)

Esta imagen nos lleva al corazón del Adviento, cuando la Iglesia espera con alegría el nacimiento de Jesús.

María, como figura central, nos enseña cómo vivir esta espera con fe y humildad. Su flor puede evocar la profecía de Isaías: "Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y un vástago de sus raíces dará fruto" (Is 11,1). La flor de su mano nos recuerda que Dios siempre cumple sus promesas, aunque los tiempos y caminos no siempre sean los que esperamos.

Buena Esperanza © Bradi Barth.

La espera llega a su fin

(Fíjate en el cuadro...) A pocos días de Navidad, somos llamados a preparar nuestro corazón para recibir a Cristo. La escena de María embarazada refleja nuestra tarea: cuidar y proteger la presencia de Jesús en nuestra vida. Así como María fue el terreno fértil donde germinó la promesa de salvación, nosotros también estamos invitados a cultivar un corazón dispuesto, abierto a la gracia de Dios. ¿Cómo podemos reflejar su confianza y alegría en nuestras propias esperas y desafíos?

Como preparación próxima para recibir a Jesús, podemos hacer una comunión espiritual, tal como enseñaba San Josemaría Escrivá, para unirnos a Él con el deseo de acogerlo en nuestro corazón:

“Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.”

Rezar esta oración nos ayuda a preparar nuestra alma para recibir a Jesús con amor y
disposición, tal como María lo acogió en su seno.

Para seguir rezando... mirando a la imagen

  • ¿Qué significa para ti llevar a Jesús en tu corazón, como María lo llevó en su vientre?
  • ¿Cómo puedes preparar tu interior esta última semana para recibir al Salvador con más fe y amor?
  • ¿Qué actos de amor y esperanza puedes ofrecer en estos días como símbolo de tu espera activa del nacimiento de Jesús?