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1. Introducción.
2. Meditación I.
3. Meditación II.
4. Charla.
5. Lectura espiritual.
6. Examen de conciencia.
1. Introducción al retiro mensual
“Y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz (Mt 17,2).
¡Jesús: verte, hablarte! ¡Permanecer así, contemplándote, abismado en la inmensidad de tu hermosura y no cesar nunca, nunca, en esa contemplación! ¡Oh, Cristo, quién te viera! ¡Quién te viera para quedar herido de amor a Ti!
Y una voz desde la nube dijo: Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco; escuchadle (Mt 17, 5).
Señor nuestro, aquí nos tienes dispuestos a escuchar cuanto quieras decirnos. Háblanos; estamos atentos a tu voz. Que tu conversación, cayendo en nuestra alma, inflame nuestra voluntad para que se lance fervorosamente a obedecerte”.
San Josemaría. Santo Rosario. Cuarto misterio de luz.
2. Primera meditación
Opción 1: La Transfiguración del Señor.
Opción 2: Artículo “El rostro de Jesús”. (14 minutos)
3. Segunda meditación
Opción 1: La tempestad calmada.
Opción 2: «Nadie se salva solo». Papa Francisco el 27 de marzo de 2020 (8 minutos).
4. Charla
Opción 1: Muy humanos, muy divinos (III): Buscar los sentimientos de Cristo. Ángel Rodríguez Luño (12 minutos).
Opción 2: Muy humanos, muy divinos (I): Jesús, ¿qué debemos hacer? Paul O`Callaghan (10 minutos).
5. Lectura
Opción 1: Audio y transcripción del podcast de Pablo Pérez sobre el modo de vivir la amistad de san Josemaría.
Opción 2: Juan Jiménez Vargas: el sueño se hizo realidad. Audio y transcripción del podcast de D. Jose Carlos Martín de la Hoz.
Opción 3: Artículo del profesor Lucas Mateo Seco sobre la devoción a San José de san Josemaría (40 minutos).
6. Examen
Acto de presencia de Dios
1. «Jesús se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan (…) y se transfiguró ante ellos» (Mc 9, 2). Mirar y contemplar a Cristo, ¿me llena de esperanza? ¿Qué desánimos y tristezas podría abandonar en el Señor para que los convierta en gozo y fuente de nueva vida?
2. «Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas» (Mc 9, 5). Estar con Jesús es fuente de alegría. ¿Cómo procuro compartirla con mi familia y mis amigos?
3. «La alegría tiene sus raíces en forma de cruz» (Forja, n. 28). Cuando me encuentro con dificultades y contrariedades en mis tareas ordinarias, ¿sé descubrir ahí a Cristo que me espera abrazado a la cruz, y me pide que la lleve con él?
4. «Y, después de despedirla [a la gente] subió al monte a orar a solas» (Mt 14, 23). ¿Busco, en lo posible, momentos para mi oración personal? Y al mismo tiempo, en mis ocupaciones diarias, en mi trabajo y en mi familia, ¿intento que mi vida esté transformada por mi relación con Dios?
5. ¿De qué manera insisto en pedir al Señor, sabiendo que «la oración es omnipotente» (Camino, n. 83) y «es siempre fecunda» (Camino, n.101)?
6. «Al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar: “¡Señor, sálvame!”. Al instante Jesús alargó la mano, lo sujetó y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”» (Mt 14, 30-31). ¿En qué momentos necesito aumentar la confianza en que el Señor está a mi lado, aun cuando las razones humanas parecen fallar?
7. «Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo» (Mt 14, 27). ¿Frente a las inseguridades de la vida, intento abandonarme en el Señor sabiendo que quien está en las manos de Dios está en las mejores manos?
Acto de contrición