“Cuando tomamos la decisión de pasar nuestro aniversario allí, la verdad es que no hubo ningún argumento en contra. ¿Qué otro mejor lugar para celebrarlo que ese, con tantos católicos jóvenes y con el Papa? No lo pensamos demasiado porque era un plan perfecto”. Así cuenta este joven matrimonio cómo se embarcaron en uno de los grupos que peregrinará a Lisboa en agosto para participar de la Jornada Mundial de la Juventud.
Manuela nunca ha ido a una JMJ, y cuando se enteró de que este año era en Lisboa, muy cerca de Madrid, en donde viven, pensó que era una oportunidad de oro que no podía perderse, más aún siendo su primer aniversario de boda.
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Este plan era algo que les atrajo desde el primer momento, pero ambos reconocen que las ganas de que lleguen esos días han ido creciendo conforme se acerca la fecha. “Lo que más me llama la atención y apetece es el ambiente que se crea allí. Somos un montón de jóvenes, podemos dar mucho ejemplo y aprender y compartir más cosas que por ejemplo en unas vacaciones en una playa paradisiaca”, bromea Juan.
Manuela se ha implicado mucho en la organización de la peregrinación a Lisboa. “Los dos cantamos en un coro, en el que mucha gente se animó a ir y tuvimos que organizar un plan porque no teníamos nada montado y queríamos ir por nuestra cuenta. Básicamente fue iniciativa nuestra”, cuentan. Será la primera JMJ de Manuela, que además nunca ha estado con un papa, lo que hace que el viaje tenga más emoción todavía: “Tenemos mucha ilusión y expectativas, más yo que Juan, por saber qué se siente en un encuentro tan emocionante. Nunca he visto a un Papa tampoco, y muchos de mis amigos me han hablado muy bien de estos encuentros”.
Juan ya ha participado dos veces en otras jornadas de la juventud, en concreto en la de Madrid en 2011, y la de Río de Janeiro en 2013. No conocía a la que ahora es su mujer en estas dos ocasiones, pero ya rezaba por ella: “En la última JMJ que fui, la de Río, yo no tenía novia, sin embargo yo rezaba por mi futura esposa. En esa Jornada Mundial de la Juventud el papa Francisco hablaba mucho de sudar la camiseta, de hacer lío, de difundir el mensaje de Jesucristo por todas partes. Entonces vi muy claro que mi manera de hacer todo esto era a través del matrimonio, amando a mi esposa y formando una buena familia cristiana”.
Los dos hablan de la misión que tienen como matrimonio: generar vida y frutos alrededor de ellos: “Nosotros pensamos que nuestro matrimonio no es una isla, sino que un matrimonio da frutos no sólo con los hijos sino también con el entorno, con las amistades que tiene y cómo trata de llevar allí la luz de Cristo. Somos conscientes de que vamos un poco a contracorriente con lo que la sociedad dice o vive en general acerca del amor y el compromiso. Casarse tan joven es algo que se ve poco y que puede dar vértigo al principio, aunque también somos conscientes de que el Señor nos ayuda y nos acompaña en este camino de darnos a nosotros mismos pero también a los demás”.