Queridísimos, ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Ya al final de la estancia en Filipinas e Indonesia, os envío estas pocas líneas para agradeceros el apoyo de vuestra oración por el trabajo apostólico en estas tierras de Asia. A la vez, os pido que sigáis rezando por este viaje, que proseguirá de modo inminente, en Australia y Nueva Zelanda.
En todas las regiones de la Obra, dentro de las diversas culturas y costumbres que enriquecen el conjunto, se experimenta –gracias a Dios y a la fidelidad de nuestro Padre y a la vuestra- una unidad magnífica de espíritu y de familia. Esta unidad procuramos vivirla como don y responsabilidad de cada una y de cada uno; en su origen está la caridad, que se expande en fraternidad y en afán apostólico.
No dejéis de rezar por los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, como una expresión más de unión con el Romano Pontífice. Pongamos a los jóvenes, que son el presente y el futuro de la Iglesia, bajo el manto maternal de Nuestra Señora de Fátima.
Con todo cariño, os bendice
Vuestro Padre
Yakarta, 7 de agosto de 2023