La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un evento mundial donde se reúnen los jóvenes con el Papa. Busca promover un encuentro personal con Jesucristo mediante la experiencia de la iglesia universal, fomentando la paz, la fraternidad y la unidad entre personas de todo el mundo. El Papa Juan Pablo II fue el primero en convocar a los jóvenes a este encuentro en 1985, y desde entonces se realiza periódicamente.
Este año la JMJ será en Lisboa, Portugal, del 1 al 6 de agosto. Entre los miles de jóvenes que se han inscrito, cuatro chilenos cuentan cómo se están preparando y qué significa para ellos poder asistir a un encuentro que muestra con esperanza a una Iglesia viva y joven.
Allen Iturra: me mueve la fe
“Lo que me mueve para ir a la JMJ en Portugal es mi fe. Busco con esta experiencia encontrarme con muchas personas jóvenes de todo el mundo que también son católicos, para conocernos, rezar juntos, hacer misiones…me parece una cosa impresionante, por eso me lancé en esta aventura”, dice Allen Iturra, ex alumno del Colegio Nocedal y estudiante de Derecho en la Universidad de los Andes.
Allen viajará a Lisboa junto a un grupo de la Pastoral de su universidad y para poder costear el viaje trabajó durante el verano. “Lo que tuve que pensar no fue si quería ir y por qué, sino cómo lo hago para pagar los pasajes. Entonces, trabajé en enero y febrero, y desde marzo que trabajo los domingos en la Clínica Universidad de los Andes tocando órgano en las misas. Con eso me he hecho una base para poder ir más tranquilo a la JMJ”, cuenta.
“Para mí significa ampliar la visión del mundo. Siempre he vivido mi fe en mi colegio, con mis amigos, en la universidad, pero esto significa otra cosa, ir un poco más allá, pensar esto como algo mundial, universal, y también conocer Europa a mis 19 años. Creo que va a ser una experiencia que me va a abrir horizontes para aspirar a cosas muy grandes. Y eso en realidad es lo que también espero de este viaje”, puntualiza.
María Jesús Sotomayor: me ilusiona conocer al Papa
María Jesús mira con ilusión este encuentro mundial. “Me mueve la idea de poder estar con tantos jóvenes católicos que, como yo, aman a Cristo y viven su vida en torno a su fe. Sobre todo en estos tiempos que pareciera ser que somos una minoría, poder ver a tantas personas abrazando un mismo amor es esperanzador y te ayuda un montón para renovar fuerzas y seguir con más convicción el camino que nos llama a vivir el Señor”, afirma.
Agrega entusiasmada: “Por supuesto, todo esto acompañado de la enorme ilusión que me hace conocer al Papa Francisco, escucharlo y que su mensaje, que es la palabra del Padre, nos empape y nos ayude a ser más buenos, a no caer en tentaciones y así llegar a ser santos”.
María Jesús irá a Portugal junto a un grupo de nueve personas de la Residencia Universitaria Araucaria. Cuenta que con esta experiencia busca “poder estar aún más cerca de Dios, porque sé que estará en los corazones de todos quienes estemos en la JMJ, y todos ellos latiendo por Él. Será probablemente lo más cerca que estaremos del Señor en esta tierra”.
Para prepararse espiritualmente para la jornada, María Jesús dice que asiste a encuentros de formación cristiana del Opus Dei, pero, sobre todo, ha estado rezando para disponer su corazón para este encuentro. En tanto, es ayudante de un ramo en su universidad y ha estado ahorrando el dinero para su viaje.
“Poder ir a este encuentro es el regalo y la oportunidad más alucinante y llena de amor que me han dado, porque creo que eso es: un regalo que nos da Dios a los jóvenes para reafirmar nuestra fe, para obtener fuerzas y seguir adelante en la tremenda misión que nos ha encargado”, sostiene.
“El Papa Juan Pablo II nos dijo en Chile: ‘No tengáis miedo de mirarlo a Él’. Y es que a eso vamos, a mirarlo, adorarlo y vivirlo con la máxima alegría, amor y energía que nos permite el ser jóvenes, dejando atrás nuestros miedos, para que todos volvamos limpios del alma y recargados de su misericordia y amor”, concluye.
José Tomás Torrejón: vivir una fe auténtica y comprometida
José Tomás estudia en el Colegio Montemar, viajará desde Viña del Mar junto a un grupo de alumnos, ex alumnos y un profesor.
“Me inspira la oportunidad de conectar con jóvenes de todo el mundo que comparten mi fe y valores, aprender de diferentes culturas y recibir guía espiritual. También vivir mi fe de manera auténtica y comprometida”, dice.
Para prepararse para este viaje ha participado en encuentros y charlas junto al grupo del colegio que irá a la JMJ. También en retiros, talleres y jornadas de formación “para fortalecer nuestra espiritualidad y vínculos como comunidad”, explica. “Estamos enfocados en crecer espiritual y socialmente para vivir plenamente la experiencia de la JMJ”, asegura.
“En cuanto a mi preparación espiritual, he estado participando en grupos de oración y reflexión, donde comparto y profundizo mi fe. Además, como acción social, he estado visitando a personas mayores en Valparaíso para brindarles compañía y apoyo”, detalla.
Mar Honorato: un cambio en mi vida
Mar es alumna del Colegio Huelén y asistirá junto a un grupo del centro cultural Estoril. Cuenta que apenas se enteró que la JMJ 2023 sería en Lisboa, supo que tenía que ir. “Lo hablé con mis papás y me dijeron que felices me ayudarían, pero que tenía un año solamente para ahorrar, así que tenía que partir al tiro”, relata. “Me puse a trabajar cuidando niños, ordenando bodegas, closets, envolviendo regalos de Navidad, marcando útiles de colegio… trabajo que había, yo lo estaba haciendo”, comenta riendo.
“Hacía todo esto pensando en que esta oportunidad que tendría de ir a la JMJ iba a hacer un cambio en mí, y creo que eso es lo que más me mueve: que este viaje haga un cambio trascendental en mi vida”, reflexiona. Y agrega: “Nunca he estado en Europa, así que obvio que conocer otros lugares es otra cosa que me motiva, pero siempre teniendo en cuenta que este es un viaje distinto, que yo espero que deje una huella en todos nosotros”.
Al igual que los demás asistentes, Mar se ha estado preparando para asistir mediante jornadas de reflexión con su grupo del Club Estoril, actividades para conocerse más, acción social y oración. “Ha sido una preparación larga, pero increíble; me he dado cuenta de que sin preparación, este viaje tendría menos sentido”, concluye.
A pocas semanas del encuentro, el Papa Francisco envió un mensaje a los jóvenes, y señaló que está listo para participar en la “fiesta de la juventud”. Además, los alentó a ir adelante sin hacer caso “a aquellos que reducen la vida a ideas”, ya que ellos, “han perdido la alegría de la vida y la alegría del encuentro”. Y, al contrario, los invitó a rezar por ellos y a poner en práctica los tres lenguajes de la vida: “El lenguaje de la cabeza. El lenguaje del corazón. El lenguaje de las manos. El lenguaje de la cabeza, para pensar claramente lo que sentimos y lo que hacemos. El lenguaje del corazón para sentir bien, profundamente lo que pensamos y lo que hacemos. Y el lenguaje de las manos, para hacer con eficacia lo que sentimos y lo que pensamos. Faltan 40 días, nos vemos en Lisboa”.
Historia y mapa de las Jornadas Mundiales de la Juventud
La primera de las Jornadas Mundiales de la Juventud fue iniciada por Juan Pablo II en 1985 en Roma y desde entonces se han celebrado cada 2 ó 3 años en distintos países. En este mapa recogemos los años, lugares y el Papa que las ha atendido.
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El llamado del Papa Francisco para la JMJ Lisboa 2023