Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
Tengo la alegría de comunicaros que hoy recibí la confirmación de que el Santo Padre Francisco ha establecido que la ceremonia de la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri tenga lugar en Madrid, el sábado 18 de mayo de 2019.
Aunque más adelante se concretarán los detalles de la celebración, la noticia nos llena de agradecimiento a Dios y al Santo Padre. Os invito a uniros a mi petición a Guadalupe por las intenciones del Papa, especialmente por los trabajos de los padres sinodales reunidos estos días en Roma para tratar sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Precisamente este evento eclesial pone de relieve cómo una vida al servicio de Dios y de los demás, también de los más necesitados, puede estar llena de alegría y sentido, tal como vemos en la existencia de la futura beata. Guadalupe supo encontrar a Dios en el desempeño cotidiano de su labor científica y docente, en las distintas tareas de formación y gobierno que san Josemaría le encomendó, y en la enfermedad, llevada con gran espíritu cristiano.
Quienes la conocieron destacan su alegría y su buen humor –enraizados en la conciencia de saberse hija de Dios–, unidos a una determinación e iniciativa que forjaron en ella un corazón universal. Su ejemplo es reflejo de cómo “el Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada” (Gaudete et Exsultate, n. 1).
Considero una providencial coincidencia que la beatificación tenga lugar en el aniversario de la Primera Comunión de Guadalupe. Este hecho nos recuerda que “poner a Jesús en el centro de nuestra vida significa adentrarse más en la oración contemplativa en medio del mundo, y ayudar a los demás a ir por caminos de contemplación” (Carta Pastoral, 14-II-2017).
Guadalupe será la primera fiel laica del Opus Dei en ser elevada a los altares. Como un resello del camino que el Señor hizo ver a san Josemaría el 2 de octubre de 1928, del que acabamos de celebrar el 90º aniversario.
Con todo cariño os bendice, vuestro Padre