Buscar
Cerrar

Hola Jesús,

hoy tengo la oportunidad de venir a verte, a hablarte, a contarte mis cosas, mis preocupaciones, mis alegrías (que son muchas), de tener un momento donde podamos conversar un poco. Después de haber participado de la Santa Misa, de rememorar tu pasión, muerte y resurrección, he caído en cuenta de la vida que me has dado, lo valiosa que es, la grandeza que significa estar y estar aquí hoy contigo.

Pienso ahora mismo en que una de las cosas más grandes de mi vida es mi familia (nómbralos, háblale a Jesús de tu familia) ¡me quieren tanto! y la verdad que a veces se me olvida, pero ellos están siempre ahí. Ayúdame a ser un buen hijo como Tú, Jesús, siempre ayudando a San José en su taller, dejándote enseñar y aprendiendo de él; a María le hiciste sentir muy querida hasta el último momento, incluso camino al calvario y sufriendo mucho, le miraste a los ojos profundamente y con mucho amor. Y yo, ¿qué puedo aprender de todos en mi familia? ¿Cómo puedo hacerlos sentir más queridos?

Gracias por mis amigos también, me recuerdan lo lindo de la vida. Tu fuiste un muy buen amigo, Jesús, recuerdo que te preocupabas por ellos, que los ayudabas en sus necesidades y que también compartían momentos especiales. Gracias por (dile al Señor quiénes son tus amigos, nómbralos) que siempre puedas ayudarles a ser felices.

Qué grande es mi vida cuando te encuentro en lo que me rodea todos los días. Qué grande es mi vida cuando eres el motor de mi trabajo/estudio bien hecho. Qué grande es mi vida cuando te haces presente en un bonito paisaje, en un atardecer, o en el cielo estrellado. Qué grande es mi vida cuando experimento tu amor a través de quienes me rodean, de una conversación, o un buen consejo. Qué grande es mi vida, Jesús, cuando eres Tú el Artista que llena mi vida de colores.

Mi vida, que Tú creaste, es como un lienzo blanco y sin pintar. Que con cada experiencia de vida (acompañada por Ti), podamos hacer juntos una obra de arte. Juntos podemos realizar un cuadro que llevará trabajo y esfuerzo, pero que acabará siendo una pieza única e inigualable, con un título (mi nombre) y con un claro autor que la firma (Tú), quien ha pensado durante mucho tiempo el proyecto que tiene para esta tarea artística.

Ayúdame a dejarte pintar. Sería una lástima desperdiciar el talento del artista porque el lienzo no funciona. Yo me propongo, a partir de hoy, ser un buen lienzo porque de eso depende de que Tú, el Artista, puedas pintar esa obra de arte con orgullo y prestigio.

Jesús, soy muy afortunado por tener lo que me has dado. Todas las cosas que he recibido me han ayudado a ser quien soy ahora, ayúdame con esas otras cosas que me cuestan un poco para lograr ser quien tu quieres que yo sea mañana.

Voy a hacer el esfuerzo por acordarme de Ti durante mi día, tengo muchas razones para hacerlo y, de ahora en adelante, tendré más presente que detrás de una persona que me haga sonreír, de un gran paisaje, de una comida buenísima o del cariño de las personas, estás Tú.

Ya me tengo que ir, Señor, me quedan miles de ideas más en la cabeza por decirte. Perdón si hablé de todo un poquito, es que contigo disfruto mucho hablando. Acompáñame el resto de mi día, please!