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San Josemaría, acabo de recibir a Jesús en la Eucaristía y ¡no sabes la emoción tan grande que tengo! Todo un Dios, el Creador del universo, el que fue capaz de entregarse en una Cruz por amor a mí y para salvarme, el que me sigue sosteniendo en mis pasos hacia la fe y me va santificando día a día sin que yo sepa muy bien cómo... A Él lo tengo pequeñito, hecho un pedazo de pan en mí.

Y te digo que no puedo de la emoción y me imagino que es lo mismo que te pasaba a ti que muchas veces decías "Dios mío saber que me quieres tanto y no me he vuelto loco"... tú sí eras un loco, un loco de amor a Dios y eso es lo que más me atrae de tu ejemplo... eras un loco porque casi con la misma edad que yo tengo, fuiste capaz de descubrir que Dios te pedía algo muy grande y, aunque no entendías muy bien qué era, te decidiste a decirle que sí con todas las fuerzas de tu corazón.

Ay SanJo, ahora que estamos los dos tan cerca de Jesús, ayúdame a pedirle que me dé luz para ver lo que quiere de mí y fuerza para querer llevarlo a cabo... sea grande o pequeño, sea una simple decisión para vivir mejor este día o sea todo un proyecto de vida... que yo siempre esté dispuesto, como tú, a decirle: ¡Señor que vea! ¡Señor que sea!

Antes de comulgar, mientras me preparaba para recibir a Jesús, estuve repitiendo esa oración de la Comunión espiritual que a ti te enseñaron cuando ibas a hacer la primera comunión y que luego la hiciste viral... (Por cierto, WOW me parece increíble que miles de personas de los cinco continentes repitan esas mismas palabras en distintos idiomas para prepararse para recibir a Jesús. ¡Qué crack eres! Es tanto tu amor a Jesús, que supiste contagiarlo a miles de personas…)

Bueno, pensando ahora -mientras intento hablar con Jesús- sobre lo que repetí al rezar esa oración, me sale pedirte dos cosas:

La primera es que realmente me ayudes a vivir cerca de Jesús con esas 3 cosas que pedimos en la Comunión espiritual:

  • con aquella pureza (y aquí Jesús quiero contarte las cosas que yo y mis amigos hacemos, escuchamos, vemos y que sé que no me dejan tener un corazón tan puro para que Tú puedas estar.... aquí quiero contártelo con sinceridad sobre todo para que me ayudes a apartarlo de mí, a ser fuerte y no dejarme llevar por la tentación o, mucho peor, por el miedo a ir contracorriente).
  • con aquella humildad (Jesús esto sí que me cuesta porque a veces pasa más disimulado que lo anterior ¿no? Cuántas veces no soy humilde porque pienso que siempre tengo la razón o porque me cuesta reconocer mis errores y mucho más pedir perdón cuando me doy cuenta; o sobre todo Jesús, cuando pienso que soy el dueño de mi vida y no acepto lo que me indican mis padres, mis profesores o pienso que yo soy el único que sabe lo que me conviene).
  • Y devoción... esta la verdad es que no la entiendo mucho Jesús, es como algo que me repetía mi abuela pero no sé muy bien de qué va; pero viendo la vida de San Josemaría (en realidad de cualquier santo, que son las personas que más te han querido en el mundo, lo que pasa es que a SanJo lo conozco más); bueno, viendo su vida puedo intuir que tratarte con devoción es primero sorprenderme de lo grande que eres y lo mucho que me tienes que querer para hacerte tan pequeño que quepas en mí... y justo, al asombrarme por esa generosidad tuya, luego sentirme movido a ser más agradecido (¿será por eso que SanJo decía que debías darle gracias a Dios por todo, es más, que debíamos estar siempre en acción de gracias? Quizás este es un buen momento para darte gracias por tantas cosas en mi vida).

Además de estas tres cosas, lo otro que quería pedirte es lo que le diste a San Josemaría... te decía que me di cuenta que, por lo mucho que él te quería, le contagió ese amor a miles y miles de personas de incluso países que él nunca visitó...

Jesús, yo también quiero hacer eso en mi vida. Quiero amarte tanto como él y dedicar todas mis fuerzas a hablar de Ti, a contagiar el cariño que te tengo y a descubrirle a mi gente lo mucho que Tú los amas... ¿eso es ser apóstol, no? ¡Pues eso! Yo quiero ser apóstol aquí donde tú has querido que yo viva... porque SanJo decía "te miro y hace falta gente como tú".

Entonces ayúdame San Josemaría, pídele a Jesús conmigo, que me transforme y me llene de tanto amor que yo sepa hacerlo viral.

Ya me tengo que ir, pero fue demasiado cool esta conversación que tuvimos los tres: Jesús, San Josemaría y yo.

En verdad no quisiera desconectarme pero tengo algunas cosas pendientes... ¡Ah ya! Me acabo de acordar que no tengo porqué desconectarme de ti porque de San Josemaría también aprendí que para un apóstol de este siglo, una hora de estudio es una hora de oración... así que ¡nos queda mucho por delante! Vámonos…