Una nueva Parroquia para Caracas

El domingo 18 de marzo, el Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, erigió como Parroquia la iglesia de la Sagrada Familia de Nazaret. Junto con la creación de la Parroquia, el Cardenal Urosa dió posesión al primer párroco, el padre Eduardo Acosta Sanabria, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei.

La iglesia de la Sagrada Familia de Nazaret comenzó su actividades en 1987, como respuesta a la petición que el Cardenal José Humberto Quintero hizo a San Josemaría Escrivá en el año 1975 durante la visita pastoral que realizó a Venezuela. El Cardenal Quintero manifestó a San Josemaría su deseo de que sacerdotes del Opus Dei se hicieran cargo de un templo en Caracas.

Desde 1987 la iglesia funcionó en unas instalaciones provisionales. Mons. Ignacio Velasco, entonces Arzobispo de Caracas, inauguró oficialmente el actual templo con una solemne Dedicación, el 27 de septiembre de 1998.

En el transcurso de la ceremonia el Cardenal manifestó: “Agradezco a la Prelatura del Opus Dei en Venezuela por haber aceptado la responsabilidad de atender esta nueva parroquia desde la iglesia de la Sagrada Familia: asumir esta tarea representa un gran servicio a la Iglesia en Venezuela. Es una carga que habrá que llevar con la alegría del que sabe que, con eso, agrada mucho a Dios y hace un bien grande a todas las almas, multiplicando la atención pastoral de los fieles de la Arquidiócesis de Caracas”.

En la homilía expresó: “deseo que el Párroco y todos los fieles continúen la extensa labor de evangelización y de formación cristiana que hasta ahora se ha llevado a cabo; igualmente las iniciativas sociales que bajo el impulso de esta iglesia llega a tantas zonas de Caracas y del país. Este trabajo que ha alcanzado a personas de todas las condiciones humanas y sociales es una muestra del inmenso amor de Dios para con nosotros que nos da la ocasión de servir al Señor en nuestro prójimo de un modo callado y silencioso como le gustaba señalar a san Josemaría”.

Por su parte, Mons. Italo Altimari, Vicario del Opus Dei en Venezuela, agradeció al Arzobispo de Caracas la muestra de confianza en el Opus Dei que supone el encargo de la nueva Parroquia y expresó que “la Prelatura del Opus Dei acepta este encargo” y que “la transformación de la iglesia de La Sagrada Familia de Nazaret en Parroquia se incluye como un paso más en el servicio que la Prelatura del Opus Dei en Venezuela presta a las Diócesis en el país”.

“Como es sabido —continuó Mons. Altimari— el fin de la Prelatura del Opus Dei es servir a la Iglesia, y la sirve como la Iglesia quiere ser servida: viviendo su carisma propio de difundir la llamada universal a la santidad y al apostolado en medio del mundo, especialmente el valor santificador y santificante de la vida corriente de cada cristiano”.

El párroco entrante, el Pbro. Eduardo Acosta, manifestó su deseo de “asumir con responsabilidad este encargo diocesano de ser Párroco de esta nueva Parroquia. Deseo continuar lo que se ha hecho hasta ahora en esta iglesia, que es mucho”. Añadió que se siente obligado a expresar “un extenso y caluroso agradecimiento al Pbro. Antonio Torrella, quien fue el primer Rector de la iglesia hasta su traslado a esta sede definitiva, y a Mons. Roberto Salvat, que se alegra ahora desde el Cielo. Ambos llevaron adelante la construcción de este templo, junto con la ayuda generosa de muchas personas e instituciones, públicas y privadas”. Igualmente, expresó su agradecimiento al P. Fernando Castro, hasta ese día Rector la iglesia.

El Rector saliente, Pbro. Fernando Castro, animó a los fieles a acoger con afecto al nuevo Párroco, y a la vez agradeció a los sacerdotes que han trabajado en la iglesia la dedicación que han tenido siempre. Luego dijo a los feligreses, “quiero manifestar mi afecto hacia cada uno de ustedes, a cada joven, adulto, niño, hombre, mujer, pobre, rico, culto o sencillo: con tu participación en los sagrados misterios y con tu correspondencia generosa al Señor, has hecho posible multiplicar el trabajo pastoral de esta iglesia”. 

“En una ocasión –añadió el Padre Castro—, un joven universitario me señaló que le llamaba la atención la insistencia que los sacerdotes de esta iglesia ponían en impulsar el trabajo de todos en favor de los demás. Inmediatamente me acordé de San Josemaría, quien tantas veces nos indicó que «la manifestación adecuada de una profunda vida cristiana, es el apostolado, ocuparse de los demás». Ese es el objetivo: que ustedes continúen extendiendo la semilla de Cristo dondequiera que el Señor los coloque, y así cumplir el mandato de llevar el Evangelio, con palabras y obras, a cualquiera que requiera el testimonio de nuestra esperanza”.