Yo tenía un contrato provisional con una empresa farmacéutica, para reemplazar a una mujer embarazada. Pedí a don Álvaro que me asegurara un empleo permanente. En la empresa dijeron que se iba a proceder a una reestructuración del departamento en el que trabajaba, lo que significaba o perder el empleo o bien obtenerlo permanente.
A la vez, tenía dos amigas que buscaban empleo para el verano, pero no tenían ninguna experiencia laboral. Por la tarde, rezaba con la estampa de don Álvaro por estas tres intenciones. La respuesta de don Álvaro fue muy rápida. Una de mis amigas encontró trabajo en una tienda cerca de su vivienda.
Dos semanas mas tarde, mi jefe me dijo que mi empleo iba a ser permanente. El mismo día, mi otra amiga consiguió también ser contratada en una tienda de zapatos y empezó a trabajar enseguida.
A.S. Montreal (Canadá).