Algunas mujeres del Opus Dei que fueron pioneras en la ciencia

Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra el 11 de febrero, Religión en Libertad ha publicado una recopilación de mujeres del Opus Dei que procuraron abrir camino en sus distintos campos de investigación.

Mujeres de fe y ciencia: abriendo camino en la sociedad 

El 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, es una fecha que no solo conmemora el papel de las mujeres en la investigación, sino que también coincide con la festividad de la Virgen de Lourdes


Lee el artículo original de Religión en Libertad (Alfonso V. Carrascosa)


Esta coincidencia nos invita a reflexionar sobre el vínculo entre la fe y la ciencia, particularmente en el caso de mujeres que han sido destacadas investigadoras, sin renunciar a su compromiso con la fe y la búsqueda de la verdad.

La historia ha demostrado que la participación femenina en la ciencia ha ido en aumento, y España no ha sido la excepción. Un punto clave en este crecimiento fue la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hace 85 años, una institución que abrió espacios para mujeres en la investigación. La beata Guadalupe Ortíz de Landázuri recibió el Premio Juan de la Cierva de esta institución por una de sus investigaciones. 

De hecho, el porcentaje de científicas en el CSIC hoy es similar al que existía hace décadas, como señaló Flora de Pablo, presidenta fundadora de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT).

El libro Las mil primeras. Supernumerarias del Opus Dei en España (1945-1963), de Julio Montero-Díaz y María Luisa Galdón Cabrera, recoge testimonios de mujeres que, además de ser pioneras en sus campos, vivieron su vocación científica como un medio de santificación y servicio a los demás. A través de su trabajo, contribuyeron al progreso de la sociedad y demostraron que la ciencia y la fe no son incompatibles, sino complementarias. 

Rosario Miralbés Bedera: la primera catedrática de Geografía en España 

Entre las figuras más destacadas se encuentra Rosario Miralbés Bedera (1924-2019), quien rompió barreras al convertirse en la primera mujer catedrática de Geografía en España. Licenciada y doctora en Filosofía y Letras con las máximas calificaciones, comenzó su trayectoria en Zaragoza antes de ganar, en 1958, la cátedra en la Universidad de Santiago de Compostela.

Su labor académica abarcó la dirección del Departamento de Geografía y la jefatura de la sección del Instituto de Geografía Aplicada del CSIC en Santiago. Además, dirigió ocho tesis doctorales, todas con sobresaliente, y publicó estudios fundamentales sobre la territorialidad de Galicia y el Valle del Ebro. Su legado fue reconocido con un volumen especial de la revista Geographicalia en 1989, consolidando su impacto en la geografía española.

María Casal Wismer: liderazgo en la medicina y la educación

Otra pionera en la ciencia y la fe fue María Casal Wismer (1929-2023), médica y fisióloga que dejó una profunda huella en la enseñanza y la investigación médica. Nacida en una familia protestante suiza afincada en España, se convirtió al catolicismo en 1950 y poco después se incorporó al Opus Dei.

Fue la primera directora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Navarra y contribuyó a la creación de la Clínica Universidad de Navarra. Su papel como docente y científica desafió los estereotipos de su época, impartiendo en 1956 la lección inaugural del curso académico del Estudio General de Navarra. Tras años de labor en España, continuó su misión en Suiza, donde dirigió el primer centro femenino del Opus Dei en Zúrich.

Inés Dorronsoro: microbióloga y madre de diez hijos

El caso de Inés Dorronsoro Ibero (1942) demuestra que es posible equilibrar la excelencia profesional con la vida familiar. Microbióloga formada en la Universidad de Navarra, trabajó en Estados Unidos y Francia antes de regresar a España en 1974.

Fue la primera mujer en ocupar la jefatura del Servicio de Microbiología del Hospital de Navarra, un logro notable en un contexto donde pocas mujeres alcanzaban puestos de liderazgo en hospitales. Madre de diez hijos, reflexionó sobre la invisibilización del esfuerzo materno en comparación con el reconocimiento profesional, destacando la importancia de la familia como una contribución social invaluable.

Dolores Voltas Baró: una pionera en la defensa de la vida

Comprometida con la ética médica, Dolores Voltas Baró fue endocrinóloga y una de las primeras impulsoras del movimiento provida en España. En 1976, cuando el aborto aún era ilegal, fundó la primera asociación provida en Barcelona para apoyar a mujeres embarazadas en dificultades y promover una cultura de la vida.

En 1982 asumió la Secretaría General de la Federación Española de Asociaciones Provida, logrando que la entidad tuviera estatus consultivo en la ONU. Su legado en la bioética médica se refleja en su lucha por una visión humanista de la medicina y la protección de la dignidad de cada persona desde la concepción.

El impacto en las ciencias sociales y económicas

No solo en las ciencias naturales hubo mujeres que brillaron. En las humanidades y la economía también dejaron su huella:

Ana María Berazaluce (1925-2003), historiadora y especialista en Historia Moderna, trabajó en la edición de documentos clave del siglo XIX y colaboró con el historiador Federico Suárez en la publicación de fuentes históricas esenciales para el estudio del reinado de Fernando VII.

María Clara D. Pérez Vila, economista y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, contribuyó al análisis del federalismo, la estructura organizativa empresarial y el desarrollo económico de Europa, con una vasta producción bibliográfica en su campo.

Mujeres que demostraron que la fe y la ciencia pueden ir de la mano

A lo largo de la historia, estas mujeres desafiaron los prejuicios de su tiempo y demostraron que la fe no es un obstáculo para la ciencia, sino una fuente de inspiración para el conocimiento al servicio de la sociedad. Sus vidas reflejan que la vocación científica puede ser una forma de responder a la llamada a la santidad, integrando el amor por la verdad con el compromiso cristiano.

El legado de estas pioneras es un testimonio de que la ciencia y la fe no solo pueden coexistir, sino que se potencian mutuamente. La dedicación de estas investigadoras sigue siendo un referente para las generaciones actuales y futuras, recordándonos que la búsqueda del conocimiento y la entrega a los demás son caminos que pueden acercarnos más a Dios.