Para descansar ya está la eternidad

El miércoles 9 de diciembre muchas personas cercanas a Encarnita Ortega asistían a la Santa Misa que celebró el vicario del Opus Dei en Valladolid con ocasión del 20 aniversario de su fallecimiento.

Encarnita Ortega, rodeada de chicas jóvenes.

En la homilía, Ignacio Font destacó algunas cualidades que definían a Encarnita: en primer lugar su rapidez de respuesta a los requerimientos de Dios, que le llegaron a través de la predicación de San Josemaría en un retiro espiritual, y su fidelidad para mantener esta respuesta.

Glosando las palabras de la liturgia del día “los que esperan en Dios renuevan sus fuerzas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse”, señaló cómo en la fase final de la enfermedad solía decir que se encontraba “en plena forma porque –aseguraba- para descansar ya tendré la eternidad”. “Ahora –continuó el celebrante- nosotros podemos mantenerla activa ya que Dios se sirve de los que están en su presencia para ayudar a los que estamos necesitados de su gracia”.

Font destacó otra de las cualidades que definen la personalidad de Encarnita: su capacidad de amistad, que le hacía congeniar con personas de diversa edad y condición

En el marco del Jubileo de la Misericordia que el Papa Francisco ha convocado para toda la Iglesia, Font destacó otra de las cualidades que definen la personalidad de Encarnita: su capacidad de amistad, que le hacía congeniar con personas de diversa edad y condición. Una amistad que sabía compaginar el amor a la verdad con la comprensión, mostrando la misericordia de Dios como “fuente de alegría, de serenidad, de paz”.

Nos corresponde a cada uno, ser apóstol, como Encarnita, para hacer llegar el contenido de este año de la Misericordia a la gente que nos rodea

“Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida”. Así dice la Bula de convocatoria del Jubileo. “Y así –concluyó el vicario- se sintieron miradas las personas cercanas a Encarnita, con ojos sinceros que animaban a superar la debilidad humana confiando en la ternura divina, que se nos ofrece particularmente en estos días de Navidad. Nos corresponde a cada uno, ser apóstol, como Encarnita, para hacer llegar el contenido de este año de la Misericordia a la gente que nos rodea”.