El Opus Dei cambió mi vida

El día de María Denisse Capriles transcurre rápidamente, entre el cuidado de sus seis hijos, la atención de la casa y la dirección —junto con su esposo— de la Fundación “Entre Líneas”, que entre otras actividades, se ocupa de la edición de una revista para un público muy amplio, con una tirada de 50 mil ejemplares mensuales.

-¿Cómo conociste el Opus Dei?

Hace ya 15 años que conocí a Luis Felipe -que hoy es mi esposo- y fue él quien por primera vez me habló de Dios “descarada, clara y sabrosamente”. Pero más que sus palabras, fue su ejemplo de alegría constante lo que me fulminó.  

Nunca olvidaré verlo en su pequeño carrito sin aire acondicionado, con flux y corbata, sudando a chorros y nunca se quejaba. Eso yo no lo podía entender porque era una de esas mujeres perfeccionistas para las que todo tenía que estar en orden de modo que no hubiera que sufrir ningún tipo de incomodidad. 

"Hace ya 15 años que conocí a Luis Felipe -que hoy es mi esposo- y fue él quien por primera vez me habló de Dios descarada, clara y sabrosamente”.

Fue así como empecé a preguntarme qué tenía él para ser tan feliz, pasara lo que pasara. Me enseñó a rezar el Rosario. Luego hice mi primer retiro y comencé a conocer y a tratar a Dios de una manera diferente. Hoy en día, puedo decir que estoy postradamente enamorada de Dios.

¿De dónde te viene la vena social?

Decidí estudiar periodismo porque quería contribuir a la educación del pueblo venezolano. En mi adolescencia quería resolver todos los problemas de la pobreza y de la injusticia, pero lamentablemente por un rumbo equivocado. Nadie me había hablado de la maravilla de la “Doctrina Social de la Iglesia”, donde está contenida totalmente la verdadera justicia social.  

No dejo de agradecer también el ejemplo de mis padres: amor a la Virgen y a Dios. Por eso yo repito como una grabadora que el mejor legado que puede dar uno a los hijos es la fe y una familia estable y feliz. 

Entiendo que tienes una enfermedad desde hace tiempo ¿cómo la llevas?

Desde los 15 años sufro de artrosis. He aprendido a bendecir y ofrecer las operaciones, el dolor y las limitaciones que esta enfermedad conlleva. Tanto a mí como a mi familia nos ha ayudado mucho: gracias a ella —¡a la enfermedad!— aprendí a delegar las labores del hogar. Hoy no contamos con ayuda doméstica, sino que hacemos todo entre todos.

Contra todo pronóstico —muchos me aconsejaron no tener más de tres hijos—,  Dios me ha bendecido con seis hijos en ocho años, a pesar de las cesáreas de alto riesgo.   ¿Puedes contar más sobre los hijos? 

A los niños hay que ayudarlos a estudiar y a cumplir con todos sus deberes escolares, pero son como unas esponjitas que todo lo absorben. Nosotros aprendemos de sus razonamientos tan sobrenaturales. 

Cuando mi hijo mayor tenía siete años, por ejemplo, le pidió al Niño Jesús un cuadro pintado por Él, de la verdadera cara de Dios; mi otro hijo, el día de su Primera Comunión le pidió a su madrina un crucifijo para tenerlo en el bolsillo y besarlo como lo hace su papá; otro, chiquito, le pone el agua bendita a sus hermanos en la noche y les dice “Que Dios te bendiga y te haga santo, hijo”, repitiendo el ejemplo de su papá; mi chiquita de cinco años un día me preguntó: “¿Cómo puedo hacer para que Dios me hable?” y mi otra chiquita hace poco me interrogó: “Mamá, ¿el sacerdote es Cristo que se pone un disfraz?”. 

Muchas personas nos dicen que no se explican cómo nosotros teniendo tantos problemas siempre estamos felices. Siempre les contestamos: la felicidad no la da ni el dinero, ni la salud, ni la comodidad, ni el éxito: sólo la da Dios. 

¿Cómo ha sido la experiencia de “Venezuela Entre Líneas”?

Hace más de 12 años mi esposo y yo formamos la “Fundación Entre Líneas” (Grandes Líneas para una Venezuela Mejor) que tiene como principal objetivo producir y distribuir materiales gratuitos o a muy bajo costo para contribuir en la educación de valores humanos y cristianos de los venezolanos. 

Comenzamos hace más de diez años con una publicación mensual ( Leer Entre Líneas ) con sólo 400 ejemplares y actualmente distribuimos 50.000 ejemplares gratuitos en todo el país. Contamos con una página web www.venezuelaentrelineas.com y hace un año ganamos un reconocido premio de periodismo (Monseñor Pellín, 2005) por la labor que desempeñamos.

En mayo 2002, luego de los sucesos de abril, se repartieron 30.000 ejemplares de un folleto para rezar el rosario en las autopistas de Caracas, para que la gente pidiera por la paz de Venezuela y del mundo. En diciembre de 2002, durante el paro petrolero, se repartieron, con ocasión del Año del Rosario, 50.000 ejemplares de ese mismo folleto con un rosario de dedos. a personas de todas las tendencias sociales y políticas (en las colas de las gasolineras, a los militares en el Fuerte Tiuna, en las marchas de ambos bandos, etc.). 

En marzo de 2003 se repartieron a todos los enfermos de los hospitales de Venezuela (a través de las Damas Azules de Hospitales) el folleto del Rosario con un cuadrito de la Virgen de Coromoto para poner encima de su cama.

En Junio de 2003 organizamos el Encuentro Nacional Constructores de la Nueva Venezuela Participativa. Acudieron más de 40 organizaciones católicas de desarrollo social y alrededor de 500 venezolanos de todos los sectores sociales, culturales, religiosos y políticos. Ese evento logro una gran cobertura de medios. Su finalidad era enseñarle a los venezolanos y al mundo entero la cara positiva de nuestro país.

20.000 folletos fueron repartidos en febrero de 2006 con ocasión del VI Congreso Nacional de Laicos, junto a 2.000 afiches de la Virgen de Coromoto, nuestra patrona, a los 300 participantes. Entre octubre y noviembre de 2006 se repartieron 20.000 folletos más en las diferentes Diócesis de Venezuela, que nos los han solicitado para utilizarlos como ayuda en su evangelización.

En el año 2004, el Santo Padre Juan Pablo II tuvo entre sus manos parte de los materiales que nosotros editamos y nos animó a continuar con nuestra labor apostólica. Con ese impulso, creo que tenemos la gustosa obligación de seguir…