Zaragoza, Logroño y Roma: celebraciones un siglo después de la ordenación de san Josemaría

Con motivo del centenario de la ordenación sacerdotal de san Josemaría Escrivá la ciudad de Zaragoza acogió, del 27 al 30 de marzo, diversos actos conmemorativos entre actos académicos, litúrgicos y encuentros festivos y familiares. A ellos se sumaron otros en Roma y en Logroño, lugares especiales en la vida e infancia del fundador del Opus Dei.

Índice de eventos por días y lugares:

27 de marzo: Jornada académica y vigilia en Zaragoza

28 de marzo: Zaragoza

28 de marzo: Logroño

28 de marzo: Roma

30 de marzo: Perdiguera


30 de marzo: Perdiguera

Las campanas de Perdiguera repicaron con alegría para conmemorar una fecha muy especial: el centenario de la llegada de mosén Josemaría Escrivá a la localidad, el 31 de marzo de 1925. Recién ordenado sacerdote, fue enviado como regente auxiliar de la parroquia, donde dio sus primeros pasos en el ministerio sacerdotal. El ambiente festivo estuvo marcado por un mensaje del arzobispo de Zaragoza, que concluyó con una emotiva aclamación: “¡Viva Santa Beatriz, nuestra patrona, viva San Josemaría, nuestro mosén!”

Misa solemne y homenaje en la parroquia

La jornada conmemorativa comenzó con una misa solemne en la parroquia donde San Josemaría ejerció su ministerio. En su homilía, el sacerdote celebrante, D. Jaime, recordó que mosén Josemaría “comenzó aquí su vida sacerdotal administrando los sacramentos; bautizando, confesando, celebrando la Misa”. Añadió que el propio santo, años después, expresaba su gratitud a Dios por haber iniciado su vida sacerdotal en aquel lugar.

Misa solemne en donde San Josemaría ejerció su ministerio

Al término de la celebración se leyeron unas palabras enviadas por el arzobispo, animando a encomendarse a la intercesión del santo y recordando que Perdiguera puede afirmar con orgullo: “San Josemaría es de todos; mosén Josemaría es nuestro”.

Inauguración de la replaceta y coloquio

Tras la misa, se inauguró una pequeña plaza en honor a mosén Josemaría. El acto fue presidido por el alcalde, José Manuel, y la teniente de alcalde, Ana, cuyo padre fue uno de los niños bautizados por el joven sacerdote. Ana recordó cómo su padre repetía con orgullo que había sido bautizado por un santo, y cómo se conservan en la memoria local los testimonios de su dedicación y cercanía con todos los vecinos. La bendición de la nueva replaceta corrió a cargo de don Roberto, actual párroco del municipio.

Inauguración de una replaceta en honor a mosén Josemaría

Posteriormente, el Salón Monte Oscuro acogió un coloquio titulado “La herencia de Perdiguera en el mensaje de San Josemaría” al que asistieron unas 200 personas. Francisco Baltar, catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Zaragoza, ofreció una contextualización histórica de la estancia del santo en la localidad. Miguel Ángel Murillo, vecino de Perdiguera, compartió los recuerdos transmitidos por su padre, Teodoro, quien recibió a San Josemaría el día de su llegada, hace exactamente cien años. Asun Escuer, nacida en el pueblo y dedicada a la hostelería, relató su experiencia profesional como servicio a los demás, acompañando sus palabras con anécdotas entrañables. Cristina de Salas, historiadora e hija de una vecina del lugar, compartió su labor en la expansión del Opus Dei por Europa, especialmente en Polonia. Por su parte, Nuria Mata, bióloga, narró su experiencia en la creación de colegios y hospitales en el Congo, sus vivencias en contextos de guerra, y su trabajo actual en la ONG Profesionales Solidarios en Pamplona.

Miguel Ángel Murillo, Francisco Baltar, Juan Luis Saldaña, Asun Escuer, Nuria Mata y Cristina de Salas

La jornada dejó un profundo agradecimiento por el paso de San Josemaría por Perdiguera, resaltando su legado espiritual y la actualidad de su mensaje, que sigue inspirando vidas en todo el mundo.


28 de marzo: Zaragoza

Misa en la iglesia del Seminario de San Carlos

El acto central del centenario tuvo lugar en la misma iglesia donde san Josemaría fue ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1925, hace justo un siglo. Allí, recordó Mons. Fernando Ocáriz, pasaba largos ratos de oración situado en la tribuna superior derecha. 

La Misa conmemorativa fue presidida por el prelado del Opus Dei y concelebrada por casi 200 sacerdotes, entre los que se encontraban el vicario general de la archidiócesis, D. Rubén Ruiz y el rector de la iglesia de San Carlos, D. Carlos Palomero.

Misa de acción de gracias y encuentro del Prelado con familias en Zaragoza

En su homilía, D. Fernando recordó la invitación de san Josemaría a buscar, encontrar y amar a Cristo en la oración y en la Eucaristía. Además, animó a “ver a Cristo en los demás, con los ojos de Cristo” y concluyó con una petición a la Virgen del Pilar, destinataria de tanta oración y súplica del entonces seminarista Josemaría, que ya intuía que Dios le pedía algo.“Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a ser almas de oración y de eucaristía, para ser así almas apostólicas”, concluyó.

Ofrenda floral a la Virgen del Pilar

Tras la Misa, Mons. Ocáriz se dirigió a la Santa Capilla del Pilar para ofrecer cien rosas en acción de gracias por los cien años de sacerdote del fundador del Opus Dei, e hizo una breve oración en voz alta, en la que invocó a la Virgen como Mater Ecclesiae y pidió por la salud e intenciones del Papa Francisco, por las necesidades de la Iglesia y del mundo. Citó dos jaculatorias muy queridas por San Josemaría: Ad Iesum per Mariam y Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam (Todos con Pedro a Jesús por María).

Ofrenda floral a la Virgen del Pilar

Encuentro familiar y festivo

Por la tarde, más de 1.400 personas se reunieron en el Palacio de Congresos de Zaragoza con el Prelado. El acto, con tono cercano y familiar, combinó música, testimonios y preguntas de familias, jóvenes y sacerdotes.

Encuentro con familias en el Palacio de Congresos

Mons. Ocáriz destacó tres ideas clave del mensaje de san Josemaría: la centralidad de Cristo en la vida ordinaria, la filiación divina y la santificación del trabajo. Respondiendo a las preguntas de algunos matrimonios y jóvenes, animó, entre otras cosas, a poner orden en el día a día, vivir en el presente, cultivar el amor en la familia y ser testimonio alegre de la fe. Subrayó que la paz viene de Dios, que nos ama infinitamente, y que la alegría auténtica y duradera nace del amor.

También hubo momentos entrañables, como el canto de una jota-villancico, testimonios vocacionales o apostólicos y preguntas sobre temas tan diversos como la educación de los hijos, la afectividad, la transmisión de la fe o el compromiso con los más necesitados.

Encuentro con familias en el Palacio de Congresos

La tertulia concluyó con la oración del Padrenuestro rezada por el Papa Francisco. El Prelado aprovechó para agradecer a todos los fieles y amigos del Opus Dei la calurosa acogida y la vivencia tan especial de este aniversario en Zaragoza. Los aplausos finales expresaron el afecto de los asistentes y el ambiente de verdadera familia vivido durante toda la jornada.


28 de marzo: Roma

Con motivo de la conmemoración del centenario de la ordenación de san Josemaría se celebró en Roma una Misa en la Basílica de San Apolinar, presidida por Mons. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei. En su homilía, reflexionó sobre la escena evangélica en la que San Pedro deja entrar a Cristo en su barca, destacando tres rasgos esenciales de san Josemaría: su disponibilidad, su identificación con la voluntad de Dios y su profundo sentido de misión.

Mons. Fazio subrayó que, desde joven, san Josemaría mostró disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios, poniendo a Cristo en el centro de su vida. Solía repetir: “Aquí me tienes, porque me has llamado” (1 Sam 3,6). Quería eliminar todos los obstáculos, tanto internos como externos, para que el Señor llenara por completo su corazón. Además, destacó que vivió con un profundo sentido de misión, convencido de que cada persona vale “toda la Sangre de Cristo”. Por ello, veía la vida del sacerdote como una entrega diaria al servicio de los demás.

Posteriormente, en el Aula Magna de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, se proyectó un vídeo sobre la vocación sacerdotal de San Josemaría, seguido de un diálogo entre Mons. Fazio y el Prof. Luis Cano.

Mons. Mariano Fazio y el prof. Luis Cano

Cano destacó la pasión del fundador del Opus Dei por el clero diocesano, visible ya desde sus primeros años de sacerdocio. En solo cuatro años (entre 1938 y 1942), llegó a predicar alrededor de 20 ejercicios espirituales a sacerdotes. 

Su preocupación por la formación de los sacerdotes lo llevó a considerar la posibilidad de dedicarse exclusivamente a ellos, incluso dejando el Opus Dei. Sin embargo, en 1950 comprendió que los sacerdotes diocesanos también tenían un lugar en la Obra, uniendo así su amor por la Obra y por el clero en una única vocación de servicio a la Iglesia.


28 de marzo: Logroño

El 28 de marzo se celebró una Misa conmemorativa del centenario en la Concatedral de Santa María de la Redonda, en Logroño. La ceremonia fue presidida por Mons. Santos Montoya, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.

En su homilía, el obispo destacó el valor del discernimiento vocacional, subrayando que requiere escucha a Dios, acompañamiento espiritual y libertad interior. Recordó cómo san Josemaría vivió ese proceso desde su juventud, especialmente desde aquel momento decisivo en Logroño al contemplar las huellas en la nieve de un carmelita descalzo, lo que despertó en él el deseo de responder a Dios. 

Misa solemne por el centenario de la ordenación de san Josemaría

Unos meses después, con apenas 16 años, tomó la decisión de ingresar como alumno externo en el seminario de Logroño, donde cursó dos años de estudios eclesiásticos antes de trasladarse al seminario de Zaragoza.

El obispo relató también las dificultades que enfrentó el joven Josemaría en su camino vocacional, incluyendo la difícil situación económica familiar, el consejo en contra de un rector y la muerte de su padre en 1924, a penas unos meses antes de su ordenación. 

Mons. Montoya concluyó señalando que este centenario es una oportunidad para que cada cristiano renueve su disponibilidad a descubrir y seguir su vocación con generosidad y libertad, como lo hizo San Josemaría.


27 de marzo: Jornada académica y vigilia

Jornada académica

El Acto Académico tuvo lugar en la Casa de la Iglesia, en las inmediaciones de la Basílica del Pilar y en la Catedral de la Seo. El acto congregó a más de 300 sacerdotes procedentes de casi 50 diócesis españolas, además de un numeroso público que llenó el salón de actos.

Centenario de la ordenación sacerdotal de san Josemaría en Zaragoza

Mons. Carlos Escribano, Arzobispo de Zaragoza, inauguró el evento con unas palabras de bienvenida en las que mostró su afecto y cercanía al Papa Francisco, invitando a rezar por su rápida y completa recuperación. Durante su intervención, destacó cómo Zaragoza conservaba las huellas de la vocación de san Josemaría: “un momento de gracia que, junto a la fundación del Opus Dei, ha supuesto un importante carisma no solo para la Iglesia, sino también para todo el mundo”.


Página del centenario de la ordenación con el programa de actos completo


A continuación, D. José Luis González Gullón, miembro del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá, profundizó sobre los años de seminario y ordenación de san Josemaría. Subrayó cómo su vida interior creció en ese período, y cómo en sus momentos de oración, sentía que su corazón se ensanchaba, describiendo esa experiencia “tan hermosa como enamorarse”. “Empecé a barruntar el Amor –decía el propio santo–, a darme cuenta de que el corazón me pedía algo grande, y que fuese amor”.

Siguieron las palabras del cardenal Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el Clero desde 2021. En su primera visita a Zaragoza, el cardenal pronunció su discurso centrado en la identidad y misión del sacerdote. 

Recordó las palabras del Papa Francisco sobre el sacerdote, que se cumplían en san Josemaría: ”el sacerdote es un hombre de misericordia y de compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos”. Subrayó que “los sacerdotes se ordenan, no para mandar, no para brillar, sino para entregarse”. Posteriormente respondió con simpatía a las preguntas del público.

Mons. Fernando Ocáriz cerró la sesión de la mañana con una conferencia sobre la centralidad de la Eucaristía en la vida del sacerdote. Recordó que la Misa es el fin principal de la Ordenación Sacerdotal y resaltó la recurrente invitación de san Josemaría a celebrar la Santa Misa con calma y devoción. Al concluir, destacó que el Fundador consideraba la Misa la principal devoción mariana.

Durante el coloquio posterior, un sacerdote preguntó cómo mejorar en la celebración de la Misa después de 25 años de sacerdocio. El Prelado le animó a pedirlo al Señor, sabiendo que “siempre tenemos que mejorar” pero le invitó a hacerlo con la alegría y la seguridad de que el Señor nos quiere como somos. Otro de los presentes preguntó cómo celebraba la Misa san Josemaría. Mons. Fernando Ocáriz explicó que no recordaba gestos llamativos, y que su recogimiento era precisamente lo que más destacaba.

Acto académico 100 años de la ordenación sacerdotal de san Josemaría

Finalmente, otro sacerdote, recordando que san Josemaría solía aconsejar “hacer del día una Misa”, pidió consejo sobre cómo llevarlo a la práctica especialmente con los demás. El prelado respondió que “cada uno tiene su inventiva, pero una manera práctica es ver a Dios en cada persona”.

Vigilia de oración

La jornada del jueves 27 concluyó en la iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo con una vigilia de oración por las vocaciones sacerdotales, especialmente dirigida a seminaristas, jóvenes y familias. El templo, completamente lleno, ofrecía un ambiente de piedad y recogimiento.

Vigilia de oración en la iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo

Uno de los momentos más especiales del día fue escuchar la voz firme de san Josemaría resonando por los altavoces. A través de una grabación, el fundador del Opus Dei narraba su vocación, y centenares de asistentes —jóvenes, sacerdotes y familias— escuchaban con atención en la penumbra de la iglesia.

Durante la vigilia hubo espacio para testimonios. Destacó el relato de los padres de un sacerdote originario de Calanda, y el relato de David, un seminarista que compartió su proceso de conversión, desde la escuela de ingeniería hasta el seminario de Zaragoza. No faltaron momentos de oración, canciones y palabras del cardenal, que concluyó con una bendición solemne con el Santísimo Sacramento.