Por séptima vez la Virgen María congregó una multitud en el Buceo

“Estar atentos, rezar juntos y tener apuro por anunciar a Cristo Jesús es el mejor homenaje que te podemos hacer, María Madre de Dios y Madre nuestra…” dijo el Cardenal Sturla al iniciar la ceremonia.

La copiosa lluvia que caía sobre Montevideo poco antes de comenzar la celebración del Gran Rosario de Bendiciones para las Familias, no desalentó en absoluto a sus organizadores, que enfrentaron la situación de la mejor manera: rezando un Rosario.
Un rato después, el sol volvía a brillar en el atardecer de la capital uruguaya, y una multitud integrada por personas venidas desde todos los puntos de la ciudad, del Interior e incluso de Argentina se apiñaba formando una gran familia.
Precisamente, la familia fue el tema principal en el que el Arzobispo de Montevideo, Card. Daniel Sturla focalizó su breve introductoria: “Porque en este Uruguay querido hay atentados a la familia. Uno es esa ley de despenalización del aborto, que ya de por sí nos duele en el alma […]. Hay que estar atentos a la ideología de género que se quiere imponer y que nosotros decimos, con el Papa Francisco, que es colonización ideológica […]. Es una locura que va contra el Dios creador.”

No queremos ser cristianos católicos acomplejados, no tenemos por qué estarlo. Somos católicos contentos de serlo

Recordando el mensaje recibido del Papa Francisco en ocasión del cierre del Año Mariano 2017 enfatizó: “No queremos ser cristianos católicos acomplejados, no tenemos por qué estarlo. Somos católicos contentos de serlo. Sabemos que el anuncio de Cristo transforma el corazón, da vida nueva, es un caudal de gracia que el Señor quiere derramar sobre nosotros en esta tarde, pero también en este año, en este Uruguay. Tenemos que tener cierta prisa, cierto apuro y urgencia para anunciar a Cristo Jesús. No quedarnos dormidos”.

La luz se encendió luego en las candelas de cada uno de los presentes, y los rosarios fueron desgranando los misterios Gozosos, en un clima de fe y recogimiento.
En el proscenio, adornada con flores blancas, la imagen de la Virgen llegada como todos los años desde la parroquia de la Medalla Milagrosa, ayudaba a los presentes a recordar que estaban hablando con la Madre de Dios.