El congreso del centenario de Mons. Álvaro del Portillo, que hoy iniciamos, coincide con los ejercicios espirituales del Papa Francisco y con el primer aniversario de su elección a la sede de Pedro.
Por eso, quiero iniciar los trabajos de estos tres días con la más honda gratitud al Espíritu Santo por su continua asistencia al Pueblo de Dios. Es natural que también cultivemos el deseo de agradecer al Papa Francisco el dinamismo apostólico que está difundiendo y su interés concreto por acercarse a cada persona.
Su empuje es un estímulo para que todos los cristianos procuremos llevar el amor y la misericordia de Cristo hasta el último rincón de la tierra. Muchas personas han reconocido en el Papa Francisco al sacerdote auténtico, que reza mucho y que sabe escuchar a quien se encuentra con él. Todo esto es motivo de gran gozo filial y de acción de gracias al Cielo.
Un aspecto central de la predicación de Álvaro del Portillo fue precisamente la fidelidad a la Iglesia y el amor al Papa.
Un aspecto central de la predicación de Álvaro del Portillo fue precisamente la fidelidad a la Iglesia y el amor al Papa. Allí donde se trasladaba, Mons. del Portillo pedía que se rezara por las intenciones del Romano Pontífice. Siempre le movía el deseo de llevar "Roma a la periferia" y la "periferia al Papa", según la expresión de san Josemaría (Forja, n. 639).
Siguiendo el ejemplo del Venerable Álvaro del Portillo, vivamos estos días en unión de intenciones con su retiro espiritual en Ariccia, como nos pidió el domingo en el Ángelus.
Congreso de Estudio en el Centenario del nacimiento de Mons. Álvaro del Portillo