El prelado del Opus Dei viaja a Bari

En 1954, san Josemaría rezó ante la tumba de san Nicolás, en Bari, para pedirle por la solución de los gravísimos problemas económicos que tenía que afrontar en aquel momento. Cincuenta años después, el actual prelado del Opus Dei ha querido volver a Bari.

La primera etapa del viaje de mons. Javier Echevarría fue la basílica de San Nicolás de Bari. Arrodillado ante la tumba del santo, rezó por las necesidades de la Iglesia y del Opus Dei en todo el mundo. Luego, en la Cripta, pudo saludar al rector de la basílica.

El mismo día, 13 de mayo, el Prelado estuvo en la Residencia Universitaria Levante, donde le esperaban un centenar de estudiantes. Les dirigió unas palabras y respondió a sus preguntas en una reunión que duró unos cuarenta minutos. En un cierto momento les habló de Juan Pablo II: “Os pido una oración particular por el Papa. Supongo que os habréis acordado que hoy es el aniversario del atentado que sufrió en 1981”. Recordó las palabras de perdón que pronunció el Papa en cuanto le fue posible: “perdono de corazón a este hermano que ha atentado contra mi vida”. No faltó un intermezzo musical: un estudiante de ingeniería, alumno también del conservatorio, interpretó magistralmente con su flauta una pieza de Mozart.

Mons. Javier Echevarría repitió en diversos momentos que había viajado a Bari para estar con sus hijos y con los amigos de sus hijos. Se trataba, por lo tanto, de una visita familiar y no de carácter oficial.

Al día siguiente, 14 de mayo, mons. Javier Echevarría estuvo por la mañana con el arzobispo, mons. Francesco Cacucci, y a continuación se dirigió al colegio Miralta, donde fue recibido calurosamente por alumnas, profesoras y personal no docente. Tuvo con personas relacionadas con la escuela una conversación familiar sobre temas educativos y apostólicos. Por la tarde, también en Miralta, estuvo de nuevo reunido, durante alrededor de una hora, con casi mil personas que le hicieron partícipe de diferentes historias e inquitudes y le dirigieron algunas preguntas. Referimos dos de ellas:

-Padre, ¿qué hacer para afrontar las dificultades?

-Si lees el Evangelio con calma, descubrirás que somos íntimos de Dios, hijos de Dios. Cristo, aun cuando está cansado, no se ahorra ningún esfuerzo por un alma. Si nosotros intentamos afrontar las dificultades con alegría, si buscamos aportar caridad, afecto, a todas las personas, veréis que a vuestro alrededor habrá mucha más paz, porque la tendréis en el corazón.

-Padre, estoy casada y el viernes próximo se cumplirá el sexto año de nuestro matrimonio.

-Felicidades.

-Gracias, Padre. ¿Qué puedo hacer para poner en la relación con Dios el mismo entusiasmo, la misma entrega, alegría y cuidado que me gusta tener con mi marido?

-Debes cuidar siempre más de tu marido, con más alegría, con más amabilidad, porque este amor que tienes hacia a él, y que él tiene por ti, es oración ante Dios. Por lo tanto, tienes que “cuidarlo”, para que se mantenga joven, y tú intenta también ser cada día más guapa por él, sabiendo sonreír como cuando erais novios, peinándote como sabes que le gusta a él, haciendo el plan que sabes que le gusta... Y después debéis saber que la Persona más importante en vuestra vida es Dios. Estadle muy cercano”.

El prelado del Opus Dei tuvo otros encuentros esa misma jornada, y al día siguiente, 15 de mayo, partió hacia Roma.