Le encomendé el asunto al Beato Josemaría, ya que papá había nacido en la misma fecha de la ordenación sacerdotal del Fundador del Opus Dei y falleció un 28 de noviembre, la misma fecha en que la Obra fue erigida como prelatura personal.
Varios me dijeron que no iban a ir a la misa, pero no me importó en absoluto. Supe que no habría nadie confesando ese día en el Cordón y conseguí que un sacerdote conocido mío fuese media hora antes de la Misa para atender confesiones.
Muchos parientes asistieron a la Misa y algunos llevaban más de 20 años sin recibir el sacramento de la Penitencia. El sacerdote estuvo dos horas confesando sin parar. Sólo nos fuimos de la iglesia cuando nos avisaron que había que cerrar.