Aprendí a preguntarle a Dios ¿para qué? en lugar de ¿por qué?

Joaquina es una joven uruguaya de 19 años, deportista y estudiante. Un inesperado encuentro con la enfermedad de Hodgkin, la llevó a replantearse muchas realidades de su vida.

En la Liga Femenina de Básquetbol de Uruguay juegan nueve equipos. Uno de ellos es Hebraica y Macabi. Allí juega Joaquina Gregorio, una joven que llegó a Montevideo desde su Young natal en Río Negro, con la ilusión de iniciar una carrera deportiva internacional.
Sin embargo, al poco tiempo se enfrentó a un hecho inesperado: “Me diagnosticaron cáncer, estuve con quimioterapia. Fue una circunstancia donde me pregunté: ¿por qué a mí? Luego lo transformé en ¿para qué a mí? Fue un momento de quiebre. Le pregunté a Dios qué estaba haciendo mal para pasar por eso. No lo entendía, soy deportista, me alimentaba bien, tenía una vida sana, una familia… Dios te pone a prueba, eso lo entiendes con el tiempo.”

“En la vida hay que perseverar y luchar, no solos, si no con Dios, la familia y los amigos. Le fui encontrando el sentido. No es un proceso de la noche a la mañana, es cuestión de tiempo, me llevó mucho entenderlo y aceptarlo. Después entendí que Dios no se deja ganar en generosidad.”

“Sabía que iba a salir de esa. Cuando uno comienza el tratamiento, conoce niños que no saben si van a poder recuperarse y salir. Eso me llamó mucho la atención. Son chiquitos, no lo entienden, pero se lo toman con mucha alegría. En esos momentos veía esperanza en ellos, me enseñaron muchísimo. Todos los días veía uno nuevo.
Allí surgió mi vocación. Al ver a los niños elegí estudiar fisioterapia. Quería involucrarme en algo referido a la salud. Me interesó la parte de la recuperación física y eso me emocionaba mucho, además estaba relacionado con el deporte. Me lancé y estoy más que convencida de que Dios me lo mostró. Estoy cursando segundo año.”

“En el deporte veo cómo Dios me exige en su amistad con él, en perseverar en ella y en la fidelidad. Veo mi pequeñez delante, lucho por estar y parecerme cada día más a Jesús. Esta relación me potencia todas las actividades que hago, Dios está en todas mis cosas. Tengo mi rutina, mis momentos de oración, de mañana y de tarde. Trato de descubrirlo en las personas y en cada instante.”

“Vivo en la residencia Del Mar, somos 38 chicas, tenemos oratorio, misa y muchas actividades relacionadas con la vida espiritual.
Me identifico con el beato Álvaro del Portillo, obispo español, sucesor de san José María Escrivá de Balaguer. Todos sus escritos y palabras me llegan mucho, al igual que su personalidad y carácter. También su amor por las cosas del día a día. No hace falta vivir lo extraordinario para poder disfrutar, se trata de poner amor en todo lo que haces, de esa manera se convierte en extraordinario.”
“En mi equipo saben que tengo fe, que soy creyente y católica, y me respetan. Con las compañeras hemos tenido charlas sobre la existencia de Dios. De pronto viene una y me pregunta si rezo el Rosario todos los días. Otras me preguntan sobre la creación del mundo.

Tienen presente que soy una mujer de fe. Para mí es importante que a ellas les muevan esos cuestionamientos. Rezo antes de un partido. A la Santísima Trinidad y a la Virgen María.

Aspiro a seguir creciendo y dar el salto en lo deportivo y académico en el exterior. Sigo con la esperanza de poder conocer otros lugares y realidades, disfrutar.”