Anuló el trámite del divorcio

Hace ya más de un año que mi hija, casada y con dos hijas, se empezó a llevar mal con su marido. Es psicóloga y lamentablemente desde un principio no estuvo bien asesorada por algunas colegas que le aconsejaban que se separase, alegando que ella estaba haciéndose un mal a sí misma y a sus hijas.

Ella decía que no lo quería más y los dos se separaron. Además sostenía que su decisión era algo absolutamente irreversible.

Mi yerno se fue de su casa dejando allí a mi hija con mis dos nietas. Ante esta situación yo empecé a acudir a la intercesión del Fundador del Opus Del, pidiéndole que hiciera algo.

Tanto la madre de mi yerno como yo pedíamos para que se recompusiera la situación. Mientras tanto mi yerno empezó a acercarse a Dios y a hablar con frecuencia con un sacerdote del Opus Del.

Un día vino mi yerno a decirme que mi hija le había pedido el divorcio. Ante tal noticia le increpé a Josemaría Escrivá y rezando con fuerza la oración de una estampa con reliquia, le dije que no podía permitir eso, que bien sabía lo que era pedir, y que tenía que hacer algo.

Y me pasé prácticamente sin dormir esa noche, rezándole.

Por momentos me preguntaba si mi actitud con el santo no sería un poco atrevida, pero pensé que los hijos tienen derecho a pedir cosas a sus padres, y yo le estaba pidiendo una cosa buena.

A los pocos días volvía mi hija de un curso, y se le descompuso el auto en la rambla. Fue a hablar por teléfono a casa de una amiga para pedir auxilio al Automóvil Club. Le dijeron que esperara una hora y media, y al llegar al auto se encontró con un papel que le había dejado su marido, que casualmente había pasado por allí, y había visto el auto descompuesto.

Le decía que, si necesitaba algo, lo Ilamara. Ella fue a llamarlo por teléfono y cuando volvió, le habían chocado el auto. Al llegar su marido, le dijo que, cuando ella lo había llamado, él le estaba escribiendo una carta con una estampa del Beato Josemaría y se la había llevado para que la leyera mientras esperaba el auxilio.

La estuvo ayudando con el auto chocado y le dejó la carta. Estuvieron hablando un largo rato y la llevó a su casa.

Ella me comentó que esa carta le había impactado mucho, porque veía que la actitud de su marido había cambiado, que ahora reconocía sus errores y tenía una actitud más abierta.

La lectura de esta carta tuvo tal efecto que la llevó a interrumpir el trámite del divorcio. Hablamos a fondo y por primera vez noté que su actitud estaba cambiando. Le aconsejé que siguiera hablando con su marido para ver si podría solucionarse el problema.

De ahí en más empezaron a salir, a conversar, pero ella no se animaba a tomar decisiones. Decía que tenía que pensarlo mucho para no ilusionar a las hijas. Yo mientras tanto seguía rezándole al Beato para que solucionara todo. Y finalmente, el 9 de enero de este año, fecha del nacimiento de Escrivá, después de la Misa en la que pedí con especial fuerza que se decidieran de una vez, al llegar a mi casa me dieron la noticia de que se había arreglado su matrimonio y que al día siguiente se iban de vacaciones a una ciudad del interior del país.

Tengo la certeza absoluta de que este favor fue concedido a través de la intercesión de Josemaría Escrivá. Ahora encomiendo para que aumente la familia.

S.S. de I. // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002