"Estoy muy contento de que haya un Centro del Opus Dei en mi ciudad. Se pueden hacer muchas cosas valiosas y recibir buenos consejos. Ya hace mucho tiempo que doy aquí clases de guitarra, pues he realizado estudios superiores de ese instrumento. También hago traducciones de español.
Después de conocer a los primeros miembros del Opus Dei en mi país, he ido con ellos a pueblos cercanos donde dan catequesis a los niños, responden a sus preguntas sobre la fe y la religión.
Hay una cosa aquí muy interesante en Kazajstán: en mi país conviven personas de más de 100 nacionalidades y más de cinco religiones, y la convivencia es muy pacífica. Me parece ilustrativo resaltar este hecho, porque yo mismo soy ortodoxo, en cambio mi abuelo materno era católico, de origen alemán.
Por eso en mi familia siempre hemos tratado al catolicismo y a la religión ortodoxa de igual manera: con respeto y comprensión. En mi familia celebramos tanto las fiestas ortodoxas como las católicas. Por eso para mí es una gran suerte conocer católicos, e incluso sacerdotes, y también al Opus Dei, porque a los centros de la Obra pueden acudir personas de todas las religiones".
