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Ilona, Finlandia: «Me gusta pensar en mí misma como alguien con sisu»

El sisu es una palabra finlandesa que se traduce como perseverancia, valentía o determinación. Ilona representa bien este concepto: nacida en un país donde los católicos son una minoría, sueña con cambiar el mundo a través de su trabajo como académica. “Desde la estadística, con datos, hago frente a la polarización. No todo es blanco o negro”, asegura.

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Mariana, Argentina: «Conocí el Opus Dei por una persona que no siguió en la Obra»

Mariana es de la provincia de Buenos Aires, pero ha vivido durante 13 años en tres países de Europa: “conocí una gran cantidad de personas con mentalidades y formas de ser muy diversas”, asegura. “Esto me permitió aprender sobre otros modos de vivir y expandir mi perspectiva.” La propia elección de vida como numeraria auxiliar en el Opus Dei le ha permitido conocer a más personas y dar un lugar en su corazón a muchas más.

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Ale, Bolivia: «Pensé en esos momentos en los que había sido feliz, y recordé mis años en el Opus Dei»

Ale es boliviana, madre de dos hijos, psicoterapeuta y médica. Ha dedicado gran parte de su vida al servicio social. Inspirada por la enseñanza de san Josemaría, comprendió que la pobreza no solo es material, sino también la falta de amor y de Dios. Junto con su marido decidió dedicarse a la rehabilitación social. Cuando éste murió en un accidente, Ale se dio cuenta de que debía continuar, apoyada en su fe.

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Pedro, Argentina: «Fui numerario y no cambiaría nada de mi camino»

Pedro es arquitecto, con una especialización en ONG’s. Ahora estudia una maestría en Economía Urbana. El próximo mes de mayo se casará con Ine. El camino de su discernimiento vocacional le acercó al Opus Dei, institución a la que perteneció durante unos años, y que recuerda con agradecimiento: “No me arrepiento de ser lo que soy hoy, y hoy soy lo que soy por todo el camino que tuve”, asegura.

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Lidia, Bolivia: «Pedí ser de la Obra y me dijeron que no»

Yo me llamo Juana Lidia Quispe Maita, soy de la comunidad de Copachilaia. En mi comunidad se ve el lago Titicaca que está aquí, a 4000 metros sobre el nivel del mar, y soy numeraria auxiliar del Opus Dei. Estoy aquí cuidando a mi madre, que está sola, acompañándola y ayudándola en lo que haga falta. Y de cuando en cuando voy a la ciudad.

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Mónica, Bolivia: «Cada cambio que trae la vida es una nueva oportunidad para crecer»

Mónica nació en Cochabamba, en una familia que representaba "el arco iris de Bolivia", pues su padre era de La Paz y su madre de Santa Cruz. Estudió en el Colegio Alemán y luego en Buenos Aires, donde se graduó en Ingeniería Agronómica en la UBA. Posteriormente, cursó Filosofía y un máster en enseñanza de la misma. Se ha dedicado a proyectos de desarrollo y a la docencia, y enfatiza que su especialidad es "cambiar", pues su vida ha estado marcada por diversas oportunidades y giros profesionales.

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Carmen, España: «Buscamos que nuestros hijos estén abiertos a todas las realidades»

Carmen es manager de Supply Chain de un supermercado y vive con su familia en Madrid. “Lo que aprendí trabajando, me ha servido para educar a mis hijos”. Junto con su marido, procuran también inculcar en ellos una actitud solidaria y acogedora, y por eso participan en un voluntariado familiar promovido desde Tajamar, el colegio donde estudian: “Buscamos que nuestros hijos estén abiertos a todas las realidades, en todos los ámbitos, que aprendan el respeto y la acogida”.

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Pilar, España: «En Psiquiatría nuestra radiografía es la mirada»

Pilar decidió estudiar Psiquiatría porque quería cambiar el mundo. Trabaja en el Hospital Nacional de tetrapléjicos y parapléjicos agudos de Toledo, donde llegan pacientes que de un día para otro han perdido la movilidad a causa de un accidente. ¿Cómo sostener a quién pasa por un duelo así?

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«Todos merecemos una segunda oportunidad»

Todos merecemos segundas oportunidades. De eso están seguros Andrea y Eduardo, un matrimonio argentino que desde hace 15 años lleva a cabo un programa de acompañamiento académico y laboral para más de 30 jóvenes en contextos de encierro. "Entran con un número de causas y salen con un título de grado y un oficio aprendido", explica Andrea quien confiesa que esta iniciativa "nace bajo las enseñanzas de san Josemaría".

La vida de un marino peluquero transformada por el mensaje de san Josemaría

Manuel Saavedra fue peluquero, y ahí, en ese trabajo y entre sus clientes, supo encontrar a Dios. Su historia, con unas circunstancias muy duras, dio un giro cuando entró en contacto con la labor del Opus Dei en Perú, un acontecimiento que cambió no sólo su vida, sino también la de su familia.