El sábado 26 de julio, por la mañana, la Parroquia de Santa Elena se iba llenando de personas que, con expresiones alegres, se saludaban y buscaban situarse lo más cerca posible del altar. Todo indicaba que algo muy importante estaba por suceder: la familia Jiménez Aguilar había convocado para celebrar la Misa solemne de su hijo Javier, ordenado sacerdote hace poco más de un año en Roma.
Y todos los presentes compartían esa alegría, como un solo corazón. Javier Jiménez, el nuevo sacerdote, es hijo de Omar y Margarita, quienes en este momento de felicidad veían cumplida la voluntad de Dios, rodeados por sus ocho hijos: Álvaro, Javier, Carmen, Rebeca, María José, Omar, Juan y Lourdes.

La ceremonia comenzó con el ingreso solemne de los sacerdotes concelebrantes: el Vicario Regional del Opus Dei para América Central, padre Carlos Young; el padre Salvador Martínez; el padre Nelson Menjívar; el padre Juan Alonso, de España, a quien Javier conoció en la Universidad de Navarra; y el padre Santiago Callejo, con quien compartió en Roma. Providencialmente, estos últimos se encontraban en Guatemala, lo que permitió que pudieran acompañarlo en esta ocasión tan especial.
En su homilía, el padre René Parada hizo un breve recorrido por la vida de Javier: sus años en el Colegio Lamatepec, sus estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), su labor docente en Lamatepec, su experiencia en la industria de soluciones de empaque en Soyapango y, finalmente, su viaje a Roma en 2018 para continuar estudios que culminaron con su ordenación sacerdotal en 2024.
Al finalizar la Misa, el padre Javier pronunció unas palabras de agradecimiento y pidió oraciones por los frutos de su nueva misión. Luego, tuvo lugar la ceremonia del besamanos, en la que familiares y amigos expresaron su afecto y admiración. La jornada concluyó con un cóctel en el Colegio Lamatepec, presidido por la imagen de piedra de la Virgen con el Niño Jesús sobre unos libros, testigo silencioso de los años de estudiante de Javier y hoy símbolo de bendición para toda su familia, unida en un solo corazón.