San Josemaría me ha hecho muchos favores, pero esta vez fue uno muy grande. Un día fui a sacar dinero al cajero de la escuela y, como soy muy descuidada, dejé mi celular en la parte de arriba del cajero. Al llegar a mi salón de clase me acorde de que tenía que apuntar un pendiente y, al no encontrar mi celular, me preocupé mucho, porque tenía toda mi información ahí y precisamente ese día le había quitado la contraseña.
Fui a preguntar a los guardias si lo habían visto; tanta era mi desesperación que chequé las cámaras de toda la escuela y resulta que justo en el lugar donde está el cajero, no hay cámaras. Me enojé muchísimo con la escuela y pensaba poner una queja.
Todo el resto del día estuve tratando de encontrarlo mandándome mensajes, llamándome y hasta buscándolo con una aplicación pero, al no ver resultados, me acordé de los favores que me había hecho san Josemaría, así que me puse a rezar.
para mi gran sorpresa, vi un mensaje que venía de mi celular que decía: “¿Dónde nos vemos?”
Al llegar a mi casa me solté a llorar y se me ocurrió mandarme desde el celular de mi mamá un mensaje más, que dijera en donde lo podía dejar para que yo lo recogiera. Me fui a comer y para mi gran sorpresa, vi un mensaje que venía de mi celular que decía: “¿Dónde nos vemos?”. En ese momento me sentí demasiado agradecida. Cada vez que pienso en san Josemaría, me lleno de agradecimiento por todos los favores que me ha hecho.
México
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