El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza. (Camino, 492)
Ama a la Señora. Y Ella te obtendrá gracia abundante para vencer en esta lucha cotidiana. -Y no servirán de nada al maldito esas cosas perversas, que suben y suben, hirviendo dentro de ti, hasta querer anegar con su podredumbre bienoliente los grandes ideales, los mandatos sublimes que Cristo mismo ha puesto en tu corazón. -"¡Serviam!" (Camino, 493)
A Jesús siempre se va y se "vuelve" por María. (Camino, 495) …