Carta del Papa Francisco a los jóvenes del UNIV

Con motivo del 50 aniversario del encuentro universitario UNIV, el Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes. Cada año miles de chicos de diferentes partes del mundo vienen a Roma movidos por el amor a Dios, a la Iglesia y al Papa.

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El movimiento UNIV cumple 50 años, es un encuentro universitario promovido por la Prelatura del Opus Dei, donde como en esta ocasión, más de dos mil 500 jóvenes vendrán para encontrarse con Cristo durante la Semana Santa y madurar en la fe y en su compromiso, junto a otros jóvenes de culturas y experiencias diversas, se lee en el mensaje del Papa, pero animados por un mismo deseo de felicidad, plenitud y entrega generosa.

Vuestro encuentro tiene lugar precisamente en el año en que se va a celebrar el Sínodo sobre «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». El Papa les anima a prepararse para participar en este evento eclesial, y para ello, dijo, os hará bien dirigir la mirada a Juan, el joven discípulo a quien Jesús amaba y a quien le entregó a María como Madre nuestra. Él os enseñará a reconocer a Jesús que pasa por vuestra vida y a seguirlo con el ímpetu y esa alegría que «llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (Evangelii gaudium, 1).

Por último, el Pontífice les recordó que si, el Señor nos invita a todos a seguirlo con alegría y a amar sin reservas a Dios y a los demás. A los chicos les servirá de gran ayuda ese consejo de san Josemaría: «Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo» (Camino 382). Por tanto, les aconsejó que no dejen de cultivar cada día su trato de amistad con Cristo, preguntándose con frecuencia: «¿Qué haría Jesús en mi lugar? ¿Qué puedo hacer por parecerme cada vez más a Él y llevarlo a los demás?».

Hay que buscar a Cristo en la oración, en los sacramentos, en todas las circunstancias de sus vidas y también en las personas que les rodean: amigos, familiares, compañeros de estudio, y en las más necesitadas y olvidadas del mundo, en quienes se refleja de manera especial el rostro de Cristo. Les invito a salir de ellos mismos, venciendo la comodidad y el egoísmo de pensar sólo en sus cosas, para ponerse en camino al encuentro de las personas necesitadas, y servirlas con sus talentos. Ese es el mejor modo de seguir a Cristo y de tener siempre el corazón enamorado de Él.

Patricia Ynestroza

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