Un corazón caldeado por la Palabra: respirar con la Sagrada Escritura (II)
La oración de Jesús estaba profundamente radicada en la Palabra de Dios. Así está llamado también a ser nuestro diálogo con Dios, en plena calle.
«¿Entiendes lo que lees?»: respirar con la Sagrada Escritura (I)
La Sagrada Escritura está llamada a ocupar un lugar central en la vida interior de cada cristiano. Este editorial, en dos entregas, propone algunas líneas para seguir descubriéndola.
Buen hijo, buen Padre: breve reflexión con ocasión del fallecimiento de Mons. Javier Echevarría
“Cuando fallece una persona conocida, buena y querida, afluyen a la mente mil recuerdos diversos”. En este texto se recuerda a Mons. Javier Echevarría y se reflexiona sobre la huella que ha dejado su vida.
“Cuando penséis que tenéis toda la razón...”
Acude a la dirección espiritual cada vez con mayor humildad, y puntualmente, que es también humildad. Piensa —no te equivocas, porque ahí Dios te habla— que eres como un niño pequeño, ¡sincero!, al que van enseñando a hablar, a leer, a conocer las flores y los pájaros, a vivir las alegrías y las penas, a fijarse en el suelo que pisa.
“Dios resiste a los soberbios”
Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense sus dones. Los Apóstoles, a pesar de haber sido instruidos por Jesús durante tres años, huyeron despavoridos ante los enemigos de Cristo. Sin embargo, después de Pentecostés, se dejaron azotar y encarcelar, y acabaron dando la vida en testimonio de su fe. (Surco, 283)
“La castidad no resulta un peso molesto”
Contra la vida limpia, la pureza santa, se alza una gran dificultad, a la que todos estamos expuestos: el peligro del aburguesamiento, en la vida espiritual o en la vida profesional: el peligro –también para los llamados por Dios al matrimonio– de sentirse solterones, egoístas, personas sin amor. –Lucha de raíz contra ese riesgo, sin concesiones de ningún género. (Forja, 89)
“Queremos mirar con ojos limpios”
¡Qué hermosa es la santa pureza! Pero no es santa, ni agradable a Dios, si la separamos de la caridad. La caridad es la semilla que crecerá y dará frutos sabrosísimos con el riego, que es la pureza. Sin caridad, la pureza es infecunda, y sus aguas estériles convierten las almas en un lodazal, en una charca inmunda, de donde salen vaharadas de soberbia. (Camino, 119)
“Después de la muerte, os recibirá el Amor”
Ahora comprendes cuánto has hecho sufrir a Jesús, y te llenas de dolor: ¡qué sencillo pedirle perdón, y llorar tus traiciones pasadas! ¡No te caben en el pecho las ansias de reparar! Bien. Pero no olvides que el espíritu de penitencia está principalmente en cumplir, cueste lo que cueste, el deber de cada instante. (Via Crucis, 9ª Estación, n. 5)
“Para nosotros la muerte es Vida”
Sigue adelante, con alegría, con esfuerzo, aun siendo tan poca cosa, ¡nada! –Con Él, nadie te parará en el mundo. Piensa, además, que todo es bueno para los que aman a Dios: en esta tierra, se puede arreglar todo, menos la muerte: y para nosotros la muerte es Vida. (Forja, 1001)
“Hemos de amar de todo corazón la pobreza”
Si estamos cerca de Cristo y seguimos sus pisadas, hemos de amar de todo corazón la pobreza, el desprendimiento de los bienes terrenos, las privaciones. (Forja, 997)