“Ve, y haz tú lo mismo” (I): A mí me lo hicisteis
Las necesidades sociales, los derechos y deberes ciudadanos, las relaciones entre países, el diálogo o la acción política nos interpelan como cristianos, hijos de un mismo Padre, a “estar activa, libre y responsablemente presentes en la vida pública” (san Josemaría).
Vivir cara a Dios y cara a los hombres
Es razonable que pensemos en nuestro modo de imitar al Maestro; que nos detengamos, que reflexionemos, para aprender directamente de la vida del Señor algunas virtudes que han de resplandecer en la conducta nuestra, si de veras aspiramos a extender el reinado de Cristo.
La imaginación de la caridad (2020)
Artículo del prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, en La Vanguardia.
¿En qué consiste el hambre y la sed de justicia?
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. La cuarta Bienaventuranza tomada del Evangelio de Mateo, es el tema de la catequesis del Santo Padre en la Audiencia, que fue transmitida desde la Biblioteca Apostólica.
Integridad de la justicia
En ‘El Vídeo del Papa’ de julio, el Papa Francisco encomienda a las personas que administran justicia en el mundo, para que la injusticia no tenga la última palabra.
La justicia
Una de las preguntas que frecuentemente se escuchan es: ¿qué le debo a Dios? Y la respuesta es bien sencilla: le debemos todo.
Tema 28. La gracia y las virtudes
La gracia es la fuente de la obra de santificación; sana y eleva la naturaleza haciéndonos capaces de obrar como hijos de Dios.
Tema 36. El séptimo mandamiento del decálogo
El séptimo mandamiento prohíbe tomar o retener lo que es del prójimo injustamente y perjudicar al prójimo en sus bienes.
La educación y la responsabilidad civil
Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo.
¿Qué es y cómo se vive el desprendimiento?
Se lee en el Evangelio de Lucas: "A otro le dijo: Sígueme. Pero éste contestó: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. Y otro dijo: Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".