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Pedro al timón, Dios en la barca: unión con el Papa

El testimonio de san Josemaría y de los santos sobre el amor al Papa y la confianza en Dios

Muy humanos, muy divinos (VII): Nuestro trabajo, levadura de Dios

En este séptimo artículo descubriremos algunas virtudes del trabajo que se esconden en una imagen que usó Jesús: la de aquella mujer que hace pan para muchas personas. El desafío es transformar nuestras tareas diarias en amor para quienes nos rodean.

Muy humanos, muy divinos (VI): Hasta ponerlo por obra

Pararse a pensar, escoger el camino, pasar a la acción. Tres momentos esenciales que dan forma a la prudencia, la virtud necesaria para hacer el bien en el único lugar real: aquí y ahora.

Muy humanos, muy divinos (V): Para poder ser amigos

Toda amistad genuina supone un esfuerzo tanto por entrar en la vida de los demás como por dejar que tengan espacio en nosotros; en este quinto artículo repasamos algunas virtudes que nos lo facilitan.

Muy humanos, muy divinos (IV): ​Nosotros, el hábitat de las virtudes

Nuestro anhelo de ser mejores se alimenta del clima en el que vivimos y, a la vez, fructifica en las relaciones con los demás.

Muy humanos, muy divinos (III): Buscar los sentimientos de Cristo

En este tercer artículo nos adentramos en el corazón de las virtudes: qué son, cómo orientan nuestra afectividad y por qué nos hacen más libres.

​Los demás son nuestros (II): la corrección fraterna

La corrección fraterna es un fruto de la cercanía con la otra persona y supone mirarla con la amplitud con que lo hace Dios.

Los demás son nuestros (I): la corrección fraterna

La amistad y la amabilidad son el terreno fértil de la corrección fraterna; Dios actúa en nuestras relaciones para sacar lo mejor de cada uno.

Un canto de alabanza y amor: el Trium Puerorum

El Trium Puerorum es un canto de alabanza a Dios, que la Iglesia aconseja rezar después de la Santa Misa. La naturaleza entera, con el sol, las estrellas, los rayos, las nubes o los mares, se une a ese canto incoado por tres jóvenes judíos del Antiguo Testamento.

​​Agradar a Dios (IV): sé que te encantó, Jesús. Las cosas pequeñas

San Josemaría nos enseñó a cuidar las cosas pequeñas porque comprendía la capacidad del hombre de agradar a Dios con pequeños y casi minúsculos detalles realizados por amor.