Número de artículos: 456

Educar en templanza y sobriedad (2)

"Quien es señor de sí mismo posee maravillosas posibilidades para entregarse al servicio del prójimo y de Dios, y alcanzar así la máxima felicidad". Segundo editorial sobre cómo educar a los adolescentes en la templanza.

Los fieles laicos ante la nueva evangelización

La nueva evangelización es tarea de todos, laicos o ministros sagrados, como la misma misión de la Iglesia. Cada uno la cumple según su propia función en ella, y acompañando siempre su palabra con el testimonio de una coherente vida cristiana.

La figura histórica de Jesús

¿Quién es Jesús? ¿qué sabemos de Él? El autor de este artículo define la figura de Cristo como "una piedra de escándalo para la razón"

Domingo de Ramos: La fiesta de la paz

"Como toda fiesta cristiana, ésta que celebramos es especialmente una fiesta de paz (...) Pero miremos también el mundo: ¿por qué no hay paz en la tierra?". Homilía de san Josemaría.

Jugar para vivir: ocio y tiempo libre (1)

Jugar es necesario para disfrutar de la vida. Se aprende además a ganar y perder, a usar la imaginación, a estar con los demás... e incluso a tratar a Dios. Texto editorial sobre el juego.

Educar el corazón

Los sentimientos se forman de un modo especial durante la niñez. Comenzamos a aprender a amar desde niños, y los principales maestros son los padres, como se señala en este texto editorial sobre la familia.

Transmitir la fe (2)

Dar ejemplo, dedicar tiempo, rezar... la transmisión de la fe a los hijos resulta una tarea que exige empeño. Segunda parte del editorial sobre la fe y la familia.

El rostro de Jesús

"Que busque tu rostro, que aprenda a encontrarlo y a mostrarlo, que sepa descubrirte en las cosas corrientes de mi vida, que advierta realmente que eres Tú", dice el autor de este editorial.

Editorial: Fiarse de Dios

Sin Cristo, no hacemos nada. Es la enseñanza que el Maestro dio a sus discípulos en la escena de la pesca milagrosa y que se repite en nuestras vidas.

Las preces del Opus Dei

Todos los días, los fieles de la Prelatura elevan su corazón al Señor, mediante esta oración en la que alaban, agradecen y piden a Dios Padre, por Jesucristo en el Espíritu Santo, por las necesidades personales y de los demás.