Meter a Dios en las cosas terrenas
Ser santos en la vida ordinaria: una meta atractiva para todo cristiano. ¿Cómo alcanzarla? Queriendo al cónyuge, cuidando a los hijos, trabajando con profesionalidad… “Y Dios nos ayudará”, dice san Josemaría.
Volver a la casa del Padre
El cristiano ve la vida con alegría porque todo, también sus propios defectos, tiene solución. Como en la historia del hijo pródigo, la vida es volver a diario a la casa del Padre. Así lo explica san Josemaría en este video.
Cuando los hombres lloran
En 1972, un hombre perdió en un accidente de coche a su mujer y un hijo. San Josemaría quiso ayudarle con unas palabras de consuelo. Ante tanto dolor, el santo preguntaba a Dios: “¿Por qué?”.
Comprender a los hijos
Los hijos a veces causan preocupación. San Josemaría, con dos anécdotas de su familia, explica que a veces bastará con comprender y confiar en los hijos (02’38’’).
Encuentro con Dios en la vida diaria
Dios -explica san Josemaría- es un Padre que nos acompaña en los momentos buenos y no tan buenos, cuando reímos y cuando lloramos.
Mirar al crucifijo
Acordarse de Dios en el trabajo no siempre es fácil. Un pequeño crucifijo sobre la mesa puede ayudar a dirigir el pensamiento al Señor mientras continuamos con nuestras tareas. Así lo hacía san Josemaría.
El cuidado de los enfermos
Quien tiene a su cargo el cuidado de un enfermo sabe que no es una tarea fácil. San Josemaría invita a descubrir ocasiones para sacrificarse, para tener paciencia, y para vivir la caridad en esta dedicación.
Alegría y dolor
Ante un revés en la vida, san Josemaría aconseja recuperar la serenidad en la oración. “En cuanto aceptes la voluntad de Dios, el dolor no es dolor, porque esa cruz la lleva Él”.
Dios, amor de Madre
Desde el bautismo, Dios puede vivir en nuestra alma. Sin que nos demos cuenta, nos cuida, nos protege, nos exige... Como una madre a sus hijos. Así lo explica san Josemaría en este video.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
El misterio de la Trinidad es el principal misterio de la fe cristiana. "¿Como podría ayudarnos a considerarlo mejor?", le preguntó una chica a san Josemaría.