En cuarentena con Montse
Raymond estudia Físicas en la Universidad de La Salle, en Manila. Le apasiona el ajedrez -forma parte del equipo de la universidad- y escribe poemas para sus amigos. Es de origen chino: sus abuelos eran pescadores que emigraron a Filipinas en barca de pesca, huyendo de la China comunista. Él empezó a vivir su fe con mayor profundidad en la adolescencia pues, aunque su familia era católica, practicaban poco. Esta es la historia de su amistad con Montse Grases.
La casa perfecta: buena, bonita y barata
Una casa grande, en una zona con transporte para ir al colegio deseado, y todo con unos sueldos modestos. Aseguran que Montse Grases les echó una mano.
Se curó sin operación
Nuestro hijo Víctor de 12 años sufría de osteocondritis en su rodilla izquierda. Una amiga me habló de Montse y me invitó a rezarle para que curara.
La leucemia diagnosticada desapareció
Dos análisis de sangre confirmaron que mi mujer tenía leucemia. Nos pusimos a rezar la estampa de Montse Grases pidiendo su curación. Y así ocurrió.
"No os preocupéis, en Roma la veré"
El 10 de noviembre de 1958 Montse recibió una noticia que la hizo muy feliz: san Josemaría le escribía diciendo que la esperaba en Roma para conocerla.
Me ayudó a superar mis problemas de sueño
Llegué a pensar que en los planes de Dios no estaba mi curación y decidí libremente ofrecer esto a Dios por aquellos que necesiten oraciones.
Nunca falla
Ayuda económica para enfermos, orientación para jóvenes con problemas, solución de casos médicos complicados y hallazgo de objetos perdidos.
Conseguí un empleo estable
Había tenido varias entrevistas de trabajo, pero el resultado había sido siempre fallido.
Un trabajo para mi marido
La situación económica de la familia empeoró después de que el marido perdiera su trabajo.
Un buen empleo, en otra ciudad, en tiempo récord
Solo tenía un año de experiencia, calificaciones no muy altas y la necesidad de trasladarme de ciudad: las perspectivas de encontrar un buen trabajo no eran buenas.