Cercano, discreto y eficaz

Roberto Robles y Bernardo Fernández -hoy sacerdotes-, trataron de cerca a don Álvaro del Portillo en Roma, hace ya varias décadas, pero lo que de él aprendieron permanece como un ejemplo perdurable: su entrega a la Iglesia, y al Opus Dei; su cariño eficaz por san Josemaría y la gentil firmeza de su carácter, que ayudaba y sigue ayudando a vivir con alegría la fidelidad.