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El Abrazo de las Generaciones: Amar a Nuestros Mayores es Amar Nuestra Propia Alma.

Ellos nos dieron el futuro que vivimos; ahora, nuestro turno es darles presente. Escuchemos su sabiduría, abracemos su soledad y construyamos, juntos, puentes de ternura entre generaciones. Porque una sociedad que ama a sus mayores, ama su propia alma.

Inma, España: «Cada decisión me ha ayudado a entender quién soy y dónde está mi lugar»

Inma vive en Valencia y es la segunda de siete hermanos. Fue numeraria auxiliar del Opus Dei durante un tiempo. Tras un período de reflexión y oración, entendió que su lugar no estaba ahí: “Me costó mucho porque yo adoro la vocación de numeraria auxiliar”.

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Andy, Argentina: «El espíritu de la Obra lo llevo conmigo adonde vaya y en cualquier circunstancia»

Andy es de Salta (Argentina) y estudió gastronomía. Tras muchos años viviendo y trabajando en Buenos Aires, recientemente decidió regresar a su ciudad natal para cuidar de su sobrino: “comprendí que era necesario y que no podía actuar con indiferencia cuando tenía la posibilidad de ayudar”, asegura.

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Andyara, Brasil: «He aprendido a crecer en cada desafío, incluso en los más duros»

Andyara comparte su inspiradora historia de vida: desde su infancia en Campinas, Brasil, hasta su experiencia en el Líbano, pasando por los desafíos de la enfermedad y la guerra. Acompáñanos mientras nos cuenta cómo su amor por la literatura, cómo vive su fe en el Opus Dei y su valentía frente a la adversidad la han llevado a una vida llena de aventuras, aprendizaje y profundo crecimiento.

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Kele, Argentina: «Es una regalo de Dios disfrutar lo que uno eligió»

Kele estudió Técnica Auxiliar en Gastronomía y Nutrición. Al conocer el Opus Dei, afirma, “fue todo un descubrimiento, porque no conocía nada y no sabía que, con total naturalidad, podía meter a Dios en mis cosas”, incluso en “las salidas que hacía con mis amigas.”

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Laura, Barcelona: «Fui numeraria 25 años. No considero en absoluto que hayan sido años perdidos»

Laura, médico en Barcelona, fue numeraria del Opus Dei durante 25 años. En 2020, tras un proceso largo de reflexión, decidió dejar la Obra. "El balance es positivo, sin duda. No considero, en absoluto, que sean años perdidos", afirma, y destaca la formación recibida, haber conocido a muchísima gente y haber aprendido a vivir las virtudes con naturalidad.

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Abi, Australia: «Mi vida estaba llena de cosas, pero no era del todo feliz»

Abi creció en Perth, en la parte occidental de Australia. Allí estudió Patología y Medicina de Laboratorio, además de desarrollar un montón de aficiones que, sin embargo, no la llenaban del todo: “Tenía tiempo, tenía dinero, tenía oportunidades. Pero sentía que estaba desperdiciando mi tiempo… bueno, no mi tiempo, ¡mi vida!”.

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Mercedes y Concha, España: «Siempre hemos tenido el apoyo para cuidar de nuestros hermanos»

Mercedes y Concha son hermanas y las dos son numerarias auxiliares. Tras muchos años de trabajo en la administración de casas del Opus Dei, ahora se dedican al cuidado de sus hermanos, aquejados de paraplejia espástica, y a sacar adelante actividades de apostolado en lugares de la costa levantina como Gandía o Alzira. Se recoge a continuación una conversación entre las dos hermanas.

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Luli, Argentina: «La Obra me ayudó a sacar mi propia personalidad, nunca a aplastarla»

Luli tiene 38 años y es originaria de Corrientes, Argentina. A lo largo de su trayectoria, ha cultivado una profunda relación con la gente, destacando su pasión por escuchar, compartir y aprender de las experiencias de los demás. Esta faceta de su vida, que antes no era tan prominente, se ha convertido en uno de los aspectos más enriquecedores de su vocación a la Obra como numeraria auxiliar.

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Bek, Australia: «No creo que nadie pueda afirmar que ha dominado por completo el arte de amar a los demás»

Rebekah, más conocida como Bek, es de Wollongong, Australia. Bek tiene muchas aficiones: le gusta navegar, pintar, leer, la música y cocinar. La pasión por la cocina terminó siendo su campo de desarrollo profesional. El propósito de su trabajo es lograr que las personas sepan que son amadas, algo que exige un aprendizaje continuo: “No creo que nadie pueda decir que ha alcanzado la cima en el aprendizaje de cómo amar a las personas”.

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