Bien, yo desconocía por completo la existencia de Montse Grases y su historia, hasta hará un mes más o menos, que pasé por la iglesia de Santa Teresa del niño Jesús que hay en Vía Agusta en Barcelona, a la que suelo ir, ya que le tengo mucha devoción y voy de tanto en tanto, pues no me va muy bien ir hasta allá, pues yo vivo fuera de Barcelona, a 40 km, así que siempre que bajo a la ciudad para algo, pues intento acercarme.
Bien, una tarde pude entrar a la iglesia, para rezar unos instantes ante la imagen de Santa Teresa y donde habían unos libros y folletos de información, vi la estampa con la imagen de Montse Grases, me hizo gracia y la cogí.
Al llegar a casa, la dejé junto con otroas estampas que tengo, y reconozco que no le dí más importancia. Tampoco la olvidé, pero no leí la parte de atrás, donde contaba su corta vida.
Bueno, ahora viene lo importante de este asunto.
Yo vivo con mis padres, ellos tienen 83 y 79 años, mis tres hermanos ya se han casado, y tienen sus hijos y sus vidas, así que yo como soy el pequeño y soltero, de alguna manera ellos confían en mí. De hecho, en 2008 mi padre estaba mal del corazón, y mi hermano me dijo que yo podría volver a casa y estar con ellos (en ese entonces yo trabajé en Australia y estaba allá, desarrollando mi vida profesional y siendo feliz), pero mi hermano me hizo sentir que yo debería estar aquí, que aquí también encontraría un trabajo, y que además, podría echar una mano a los padres. A pesar que la directora de la empresa en Australia quería que me quedase, al final renuncié al trabajo y volví a España.
Con los años, mi padre se ha puesto más enfermo, y lógicamente, yo le llevo al hospital en el coche, y vivo con ellos, así que si hay alguna emergencia de noche les llevo al hospital.
El pasado día 14 de junio operaron a mi padre de una rodilla y le pusieron una prótesis. Tras unos días en el hospital ya está en casa. La noche en la que yo recibí la ayuda de Montse, mi madre me despierta a las 2 de la mañana y me dice: Santi, me pican las manos y todo el cuerpo, dame hielo o algo pues no aguanto este picor. Quizá he comido algo pero no puedo más.
Y mientras ella me decía esto, mi padre desde su habitación, pues está en la cama donde no se puede mover, me llama: Santi, ven que me duele mucho la rodilla, no puedo más, llévame al hospital o llama a una ambulancia.
Eran las 2 de la madrugada, y ¡yo no sabía qué hacer! Le dije a mi padre que se tomase un calmante, y me dijo que ya se había tomado uno.
Estaba cansado, angustiado, nervioso, con ganas hasta de gritar, pues llevaba dos semanas de mucho ajetreo con el hospital, con mi padre, y en un estado de ansiedad. En fin... sólo me faltaba esa tensión de madrugada.
Me encontraba tan solo, que no sabía qué hacer. Fui a mi habitación y vi la imagen de Montse. la giré y leí rápidamente su historia: cáncer en el fémur (justo de lo que han operado a mi padre) y su enfermedad se diagnostica en junio, como ahora, y ella sufrió lo indecible, justo lo que mi padre me decía, literalmente: ¡No puedo más, Santi, me duele mucho!
Así que mientras lo leía, pensé: que tremenda coincidencia. que esta chica pasó por lo que mi padre está pasando justo ahora, dolores horribles en el fémur y en junio.
No pude más que rezarle a Montse que me ayudase, ya no sólo por los dolores de mi padre, sino por mi madre, que es una mujer que nunca se queja ni está enferma, y justo esta noche le dieron esos picores .
Le pedí ayuda, le dije: haz que al menos se calmen (pues los dos estaban muy nerviosos y a mí me estaban poniendo aún más nervioso) y le dije, ¡¡que duerman¡¡ Mañana les llevaré al hospital, pero ahora que duerman, yo no puedo más, llevo días que ni duermo, échame una mano.
Al cabo de un rato, mi padre me dice, Santi, me duele menos, pero me duele. Le dije, bueno, será el calmante que te has tomado antes, intenta descansar, y dormir, yo mañana te llevo al hospital a primera hora, pero ahora duerme. Le convencí, y empezó al menos a no estar tan nervioso. Así que fui a mi madre, y ella me dijo, el hielo me está yendo bien, me pica, pero ya no tanto.
Era tal mi estado de nerviosismo y ansiedad, que sólo quería dormir pues me encontraba frustrado no pudiendo ayudarles. Me desperté y mi madre estaba en la cocina.
Lo primero que le dije: ¿Cómo has pasado la noche?, a lo que me respondió -Muy bien, me quedé dormida, y aunque tenía picores, pude dormir. A lo que mi padre añadió: -Yo me pude dormir, se me fueron los dolores.
Y desde esa noche, no han vuelto a quejarse tanto como lo hicieron esa noche, en la que yo ya no sabía qué hacer.
Bueno, no me quiero extender más, pues quizá he escrito demasiado pero he querido explicarles mi vivencia de esa noche.
Estoy convencido que Montse me echó una mano esa madrugada. Pues no hay otra explicación. Ya que curiosamente, yo suelo pedir favores a Santa Teresita o a Santa Rita, a las que les tengo mucha devoción, pero esa noche, eché mano de la estampa de esa chica con una sonrisa tan dulce y me olvidé de todo lo demás, y saben, no pienso más que en ir algún día que pueda a la cripta para darle las gracias en persona a Montse, es lo menos que puedo hacer, pues solo yo sé la angustia que pasé esa noche.
Montse me ayudó en una noche angustiosa
Les escribo para hacerles saber lo que me ocurrió hace un par de noches. No sé si es una gracia de Montse, un favor, una ayuda... No sé cómo calificarlo, pero de lo que estoy seguro es que fui ayudado esa noche.
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