Muy estimada Eminencia, le agradezco mucho que haya conferido la ordenación a estos nuevos diáconos de la prelatura del Opus Dei.
Queridos nuevos diáconos, familiares y amigos: quiero felicitaros y unirme a la alegría de toda la Iglesia por esta ordenación diaconal. Doy gracias a Dios porque sigue enviando “obreros a su mies”, en particular a esta pequeña familia dentro del pueblo de Dios que es la Obra.
Los diáconos estáis llamados a una especial caridad pastoral. El servicio propio de vuestro ministerio –administrar la Eucaristía, participar en las ceremonias litúrgicas de un modo nuevo, predicar la palabra de Dios– os llevará a daros felizmente a los demás. De este modo, contribuiréis al cuidado del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia.
Como dice el Papa, los diáconos nos recordáis que en la Iglesia “nadie puede elevarse por encima de los demás. (…) Todos estamos llamados a abajarnos porque Jesús se abajó y se hizo siervo de todos” (cfr. Discurso, 19-VI-2021). Aprender a servir a las personas –en lo grande y en lo pequeño– es una buena preparación para el sacerdocio.
Doy las gracias a los padres, hermanos, familiares y amigos de los ordenandos. Con vuestra cercanía y oración habéis formado parte de la providencia de Dios para hacer posible la respuesta de los nuevos diáconos a la llamada del Señor. No dejéis de rezar por ellos y de acompañarlos con vuestro afecto.
En este día también recordamos especialmente a san Josemaría, al beato Álvaro y a la beata Guadalupe, y pedimos su intercesión para todos los presentes y para quienes de un modo u otro nos acompañan. Que Dios conceda a estos 25 nuevos diáconos un corazón grande, abierto a las necesidades de todos.