Lucía, Irene y Belén son estudiantes de Arquitectura, Medicina y Enfermería pero en su tiempo libre se convierten en pintoras, acompañantes, chicas de los recados… ¡Y lo que haga falta! Un tuit del Papa Francisco, el pasado 27 de marzo, reafirmaba la lección más importante que ellas han aprendido este año:
La vida es un tesoro precioso, pero sólo lo descubrimos si lo compartimos con los demás.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) marzo 27, 2015
No se trata de una frase sin más, es una convicción que ha ido calando en sus vidas desde que se decidieron a poner en práctica sus consejos: “el Papa nos está recordando a los jóvenes que quien se dice cristiano no puede permanecer indiferente ante las necesidades de los demás".
Aunque, en este caso, el lugar de esta iniciativa son los barrios de la zona marítima del Mediterráneo, en Valencia, el punto de partida de este proyecto tuvo su origen en las orillas lejanas de Sudáfrica. Allí, durante el pasado verano, colaboraron en una Escuela de Formación para la Mujer que algunas personas del Opus Dei han promovido en este país africano.
Durante su estancia, pudieron experimentar, como cuenta Irene en primera persona, que: “La felicidad se encuentra cuando la vida se orienta a los demás, cuando te das de verdad. Ver cómo estas personas de la Obra vivían para los demás y a la vez cómo la gente en Sudáfrica también vive así me ha llevado a cambiar la perspectiva. No se trata de hacer algo por los demás, sino de vivir tu vida para los demás".
Al volver pensaron que, después de lo vivido, algo tenían que hacer, y también que no es necesario irse a otro país para ayudar; se puede ayudar, como quien dice, hasta “en el patio de casa". Así fue como, brocha y pintura en mano, pusieron en marcha un equipo dispuesto a mejorar las condiciones de vida de las familias que viven en situación de exclusión social en la zona de El Cabanyal y la Malvarrosa.
El fin que persigue el “proyecto de intervención en la Malvarrosa" consiste, principalmente, en arreglar los hogares de familias que no pueden hacerlo con sus propias manos y que tampoco disponen de los medios económicos para pagar a una persona externa. Se trata de dar a las casas el aspecto mínimo necesario para ser un hogar, que es uno de los requisitos básicos para el bienestar de las personas, y para su adecuado desarrollo personal y social.
Por otra parte, señalan, “el hecho de ser nosotras mismas las responsables nos ha llevado a comprometernos muy activamente". 12 estudiantes idealistas que “nos hemos dado cuenta de que los jóvenes, si queremos, somos capaces; hemos sido conscientes de lo sencillo que es tumbar las barreras -a veces imaginarias-, que existen en nuestra relación con los demás".
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∙ Más información sobre actividades de voluntariado en el Club Universitario Tetúan.
∙ Entrevista en el periódico Las Provincias (Valencia): «Es necesario aportar algo a la sociedad, preocuparse por las personas»
∙Komati Foundation (Sudáfrica), una ONG que promueve el desarrollo humano, social y económico de las personas –especialmente de las mujeres– favoreciendo la unidad social del país.