Una misión en el corazón de Europa

Benedicto XVI, que vino a la República Checa a traer un mensaje de unidad en la jerarquía y despertar el fervor entre los católicos, ha sido acogido con una simpatía y un respeto exquisitos.

El Papa también se ha llevado una muy grata impresión por la afectuosa bienvenida, la cercanía física del presidente, Vaclav Klaus, y el recogimiento de los asistentes en los actos litúrgicos que ha presidido.

Raíces cristianas

En sus trece intervenciones públicas, entre alocuciones y homilías, Benedicto XVI ha hablado de la importancia de familia, del relativismo intelectual, del diálogo interreligioso, y sobre todo de las raíces cristianas, algo sobre lo que dijo que hay que construir el futuro.

El máximo dignatario checo, que fue anfitrión del Papa, le acompañó a los principales encuentros, algo que el Santo Padre agradeció públicamente.

Klaus, miembro de la Iglesia Checoslovaca Husita, participó en las dos misas que celebró el pontífice durante su visita pastoral, que ha durado tres días.

El carismático político, padre de las reformas económicas de la década pasada, es una persona polémica por sus posturas respecto al actual proceso de integración de la Unión Europea y el Tratado de Lisboa.

Señaló que comparte con el Papa el diagnóstico sobre los problemas de la situación actual, lacerada por el materialismo y las ideologías posmodernistas, que atacan sobre todo a la familia.

Poder de convocatoria

El Gobierno al completo y la elite política y cultural del país centroeuropeo asistió a un encuentro con el pontífice en la Sala Española del Castillo de Praga. Ningún dignatario del mundo ha tenido tal poder de convocatoria.

Esta hermosa y monumental sala, cuyo origen data  del reinado sobre Bohemia de los Habsburgo, se convirtió también en un gran auditorio, donde la Filarmónica Checa interpretó el "Te Deum" de Antonin Dvorak. El Papa, que no asiste a conciertos fuera del Vaticano, quedó encantado con esta obra del compositor checo.

Un privilegio

El Niño Jesús de Praga fue otra de las escalas de este viaje pastoral de tres días, donde mostró su cercanía a la familia.

"Tuve el privilegio de darle la mano. Y aunque no pude decirle nada estoy muy agradecido por su mirada"

Pavel, un padre de familia que asiste a los medios de formación del Opus Dei en Praga, pudo saludar al Santo Padre: "Tuve el privilegio de darle la mano. Y aunque no pude decirle nada estoy muy agradecido por su mirada. Aunque la iglesia estaba llena, no se encontraba a rebosar y aquello no era una masa que gritaba. Estamos encantados. Fue un momento especial".

Los asistentes a los actos han destacado la buena organización y el toque de humanidad, como reconfortar con una sopa caliente a los peregrinos extranjeros que llegaron de Polonia para asistir a la santa misa el domingo en el aeródromo de Turany, en Brno.

La Santa Misa más numerosa de la historia del país

Fueron unas 120.000 personas las que participaron en el acto eucarístico, la mayor misa al aire libre en la historia del país, y en la que hubo muchas personas de Polonia, Eslovaquia, además de Austria y Alemania.

Algunos jóvenes que participan en los medios de formación del centro Dowina de Bratislava, concedieron una entrevista al canal de televisión TA3.

El último día de la visita coincidió con la celebración de San Wenceslao, un noble del siglo X que acogió la gracias a la predicación de los santos Cirilo y Metodio, patrones de Europa.

El Papa lo propuso, en su alocución a los jóvenes, como modelo de santidad, tema que desarrolló con amplitud en el epílogo de su visita.

Gustavo Monge (Praga)