Un compartir navideño en Ibagué

El mensaje decía claramente: “Buenas tardes: mañana están cordialmente invitados, junto a sus Familias, para hacer el primer día de la Novena en compañía de monseñor Miguel Fernando González a las 6:30 de la tarde, en las oficinas de Cesar R. ".

Justo allí, en uno de los salones donde en el día se labora, se realizó la Novena, una tradición colombiana que lleva más de cien años. Tuvo un origen ecuatoriano, pero se arraigó en todos los rincones de Colombia. Durante los nueve días los asistentes cantan, rezan, siguen los versos, escuchan la homilía y luego los anfitriones ofrecen algún refrigerio. Los niños participan con los villancicos, los abuelos recuerdan sus novenas juveniles, unos más hablan de cómo hay que llevar a la oración lo que sucede en el país y el mundo… Otros piden por sus necesidades o sus familiares que viven en otras regiones.

Es un momento de paz, alegría y una oración anual que reúne a las familias, empleados o amigos, personas del Opus Dei y muchas otras que sea acercan a sus apostolados para crecer en la fe y en el trato con Dios.

Más que dar un mensaje mío para la Navidad de este año, trataremos de descubrir el mensaje que Dios nos transmite con este grandioso misterio de la fe”, dijo monseñor Miguel Fernando González, obispo de El Espinal, en el centro del departamento del Tolima y en la mitad de Colombia.

“La imagen, el ícono que representa y resume la Navidad es ese conjunto conformado por tres figuras humanas iluminadas por una gran estrella. Esta luz del cielo ilumina a un hombre y una mujer que están profunda y perfectamente enamorados, con un amor santo, casto y puro, a raíz del cual se han comprometido en matrimonio para asumir juntos el resto de sus vidas”, dijo monseñor en su homilía.

Y luego habló un poco sobre los símbolos que había en la representación de los pesebres, llamados en España como belenes.

“La estrella aparece irradiando luz sobre la Sagrada Familia, pero aparece para iluminar el camino de los Reyes Magos. La descubren cuando están dedicados a su ciencia, pero se dan cuenta que la naturaleza les está dando un mensaje importante y se deciden a tomar camino y seguirla. Es una luz que ilumina y transforma la vida de estos sabios. Su ciencia les ha servido para acercarse al creador. Contemplar la naturaleza les ayudó para encontrarse con el Dios que la diseñó”.

“La Madre. El hijo de Dios, para salvarnos, quiso hacerse uno de nosotros y para eso necesitó una familia humana. “En la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley” (Gal 4,4), en este momento tiempo y eternidad se unen. La madre virginal concibe a su hijo por obra y gracia del Espíritu Santo. La madre es una jovencita de 14 o 15 años, perfectamente consciente, casta y pura y totalmente enamorada de su esposo. Obra con total libertad porque es dócil a las luces que le da el Espíritu Santo. Es totalmente generosa y disponible por eso Dios no es un extraño en sus planes”, explicó.

San Josemaría decía que Dios se mete en nuestros planes para complicarnos la vida, no por ser como un intruso que abusivamente nos cambia lo que teníamos pensado, sino que nos propone siempre planes más altos, más grandes y perfectos, que son los que le dan sentido y valor a nuestras luchas y proyectos. María es la Esposa del Espíritu Santo, el Amor de Dios está “enamorado” de ella porque es la llena de gracia. ¡De modo que la libertad de María va creciendo más y más y su proyecto de vida ya no es solo personal o familiar sino universal y eterno! Para santificarse cada día lo que hace es ser esposa, madre y ama de casa, poniéndole todo el corazón y todo su amor para hacerlo lo mejor posible por amor a Dios. Después de treinta años de matrimonio, un poco antes de salir Jesús a su vida pública –unos meses, tal vez– conoce el dolor y la soledad de la viudez. El profundo amor a los designios de Dios no le evitan el dolor de perder a su esposo que tanto quería. Todo lo meditaba en su corazón y eso le llenaba de paz.

El Padre-esposo. “Con corazón de padre: así José amó a Jesús” son las primeras palabras de la carta Patris corde que el Papa Francisco nos escribió ya hace 2 años y que tanto nos ayuda a ver esa misión de verdadero esposo y padre que San José cumplió en esta tierra. San José no es un “actor extra” en la obra de la redención, no es un actor puesto de relleno. No es figura decorativa, pues es realmente “custodio”, padre, protector espiritual, afectiva, legal y materialmente hablando. Se entregó de cuerpo y alma para vivir su vocación de esposo y padre”.

"El Hijo. Y en la persona del Niño Dios están representados todos los hijos. Los niños y jóvenes tienen derecho a experimentar desde el primer momento de su existencia aquello que sólo la familia puede ofrecer: la confianza y el equilibrio que nacen del hecho de ser aceptados y acogidos incondicionalmente por sus propios padres. No existe un modo mejor de fundamentar en los jóvenes la verdadera esperanza".

“Fue una familia humilde, víctima de un gobernante tirano y agresor, que no respeta la vida de los más inocentes y vulnerables. José y María tienen que huir para salvar la vida de su hijo. Es la actitud de tantas familias fieles a su recta conciencia que respetan la vida humana desde su concepción, aunque el estado promueva sin misericordia el holocausto de los pequeños. Esta humilde familia tiene que ir a vivir a otro país, con otra cultura, otros idiomas y otra religión. Fueron migrantes, literalmente desplazados por la violencia, como tantas familias tolimenses y colombianas”, agregó.

Ibagué tiene una particularidad adicional: es la capital musical de Colombia. Miles de personas participan en diversas actividades que van desde cánticos, ejecución de instrumentos y composiciones. Por su Conservatorio, han pasado selectos maestros y en esta novena hubo tiempo para escuchar su talento.

La iniciativa tuvo resultado y el mensaje para esperar la próxima novena, donde habrá más alumbrado, más participantes, pero, sobre todo, departir en paz con excelentes amigos e integrar a las familias ibaguereñas.