Tertulias virtuales: siguiendo el ejemplo de san Josemaría

Además de ser un encuentro –en el cual se siente la amistad y hermandad entre los participantes—sirve para conocer un poco más del espíritu del Opus Dei, de su historia y de su trabajo en el mundo.

Por Guillermo Romero

El pasadosábado 18 de julio, a las once de la mañana, unas cuatrocientas personas estaban conectadas a la plataforma propuesta para escuchar desde Roma a monseñor Julián Herránz Casado.

--Saludos desde Monterrey, México, chateó una persona.

--Estamos en Argentina, comentaron otros.

--Desde Bucaramanga, Colombia, escribe uno más.

Y de distintos puntos del mundo se conectan para participar en una de las tantas tertulias que desde que comenzó la cuarentena por el Covid 19, se organizan todos los sábados para hablar sobre apostolado, familia, educación, Iglesia, historia o recuerdos de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

Trabajo realizado en una tertulia de familia

Supernumerarios de varias ciudades de Colombia, se pusieron de acuerdo una vez iniciada la cuarentena en el país, en quea la par de los medios de formación espiritual que siempre se tienen en los centros del Opus Dei y ahora serían virtuales, organizar tambiéntertulias con algunos pocos. Esa idea rápidamente quedó desbordada.La virtualidad, que es viralidad, pronto sumó más participantes de los que las plataformas podían albergar. Hay tertulias que llegan a varios centenares de asistentes.

Tertulia con María Carmelina y Juan Fernando

Un día se conoció cómo fue el inicio de la labor del Opus Dei en Colombia en el año 1951; otro, el invitado desde España, contó de los primeros años de la Obra en Rusia; otro se conoce la situación de una familia española con 11 hijos todos contagiados;uno más habla de cómo avanza la labor apostólica con jóvenes; el rector del santuario de Torreciudad cuenta que en los últimos meses se aumentó el número de fieles en las misas y que en tres meses, más de un millón de personas, siguieron las ceremonias por internet; se conoce también cómo se ha triplicado el número de lectores de las páginas de la Obra; se conocen detalles sobre la visita, hace 50 años de san Josemaría a México. Cada sábado el tema es diferente y atractivo.

Pero no es una idea que inició en la cuarentena, o que inventamos en Colombia. Desde el comienzo del Opus Dei, san Josemaría se reunía con sus hijos, después de la cena o en una tarde sabatina, donde les hablaba de diferentes aspectos. Se comenzaron a llamar aquellos vivaces encuentros como “tertulias” en las cuales además de infundir alegría, daba sus clases doctrinales e infundía aún más el espíritu de la Obra.

Carlos Cavazzoli, desde Roma

Esas reuniones comenzaron muy pronto, casi desde el momento en que, tras la fundación del Opus Dei, inició su actividad para llevarlo a la práctica. En los comienzos, y por muchos años, se trataba de reuniones con pequeños grupos de personas. San Josemaría, respondiendo muchas veces a preguntas concretas de los presentes, les hacía partícipes de sus ideales cristianos y de sus afanes apostólicos, al tiempo que los impulsaba a colaborar en la difusión del espíritu que había visto en 1928. Como antes dije, este tipo de encuentros —las tertulias— fue siempre prioritario en su forma habitual de comunicación del Evangelio”, cuenta José Antonio Loarte, estudioso de las enseñanzas de san Josemaría.

Mons. José Andrés Carvajal Prieto, Vicario Regional del Opus Dei en Ecuador

En los primeros momentos de existencia de la Obra, como no disponía ni siquiera de un sitio adecuado para las reuniones, utilizaba las casas de unos y de otros, lugares prestados e incluso locales públicos como el rincón de un bar o de un parque, donde lograba crear un espacio de intimidad. Cuando pudo contar con instrumentos apostólicos más adecuados, a las meditaciones y charlas en oratorios se le siguieron uniendo, y con gran frecuencia, las tertulias en salas de estar u otros lugares de reunión. Así continuó ocurriendo hasta el final de su vida”, agrega José Antonio.

Son famosas sus tertulias en España y en sus viajes apostólicos por América Latina. Se han conservado en cintas y se han editado programas que ahora se encuentran en canales de internet.

Así ocurrió con las reuniones que mantuvo en España en los años 1960, 1964 y 1967, con ocasión de eventos relacionados con la Universidad de Navarra; en las tertulias en México, en el año 1970, con motivo de la visita que hizo al santuario de la Virgen de Guadalupe; en los viajes de “catequesis” realizados en los últimos años de su vida por la Península Ibérica (año 1972) y por Latinoamérica (años 1974 y 1975). Y también en los encuentros con grupos de jóvenes relacionados con la labor apostólica del Opus Dei, que desde 1968 comenzaron a acudir a Roma para celebrar la Semana Santa cerca del Papa, a los que san Josemaría recibía con agrado.

Además de ser un encuentro –en el cual se siente la amistad y hermandad entre los participantes—sirve también para conocer un poco más del espíritu del Opus Dei, de su historia y de su trabajo en el mundo.

--¿Y cómo era san Josemaría?, le preguntan a monseñor Herranz.

Él, frente a la pantalla del computador y observando que en ese momento le estaban viendo y escuchando 400 personas, define al santo fundador del Opus Dei: “era un enamorado de Cristo”.

Yo le acompañé en sus últimos días de su vida y nos decía que debíamos tener siempre la mirada en el cielo y nos pedía que todos sus hijos se amaran unos a otros. Además, que siempre fuéramos fieles, nos dejáramos acompañar de la Virgen María y rezáramos siempre por la Iglesia y en especial por el Papa”, comenta monseñor Herranz.

En esta tertulia cuenta también cómo a los papas que ha tratado siempre les ha llevado un borrico, como enseñanza de san Josemaría. San Juan XXIII le pidió que le explicara un poco más de la teología del borrico y monseñor Herranz le habló de cómo ese animal era obediente, sumiso y trabaja sin descanso. “De pronto daba tantas vueltas que quedaría cansado, pero luego veía como con su agua, había unos hermosos jardines”. San Juan Pablo II se entusiasmó con el regalo.

Cuando fui a saludar al Papa Francisco le llevé un obsequio. Me preguntó: “¿qué tienes ahí en la mano? Yo le contesté, mientras se lo mostraba: un borriquito. Ahhhh, enseñanzas de su fundador, dijo enseguida y lo recibió con cariño”, relata en esta tertulia virtual monseñor Herranz.

Monseñor Herranz recuerda también que san Josemaría fue un gran enamorado de la Virgen “Si en algo quiero que me imitéis, es en el amor que tengo a la Virgen nos decía a cada instante”.

Son las doce del día y entonces comienza el saludo a la Madre de Dios: “El ángel del Señor anunció a María” y se escucha en coro las voces de 400 asistentes: “Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo”. Así finalizó otra tertulia, que aunque virtual, no pierde el toque de cariño y fraternidad que pronto podamos volver a vivir cuando venzamos esta pandemia. Mientras tanto, las tertulias tampoco se detienen.

Guillermo Romero