Por Guillermo Romero

Desde hace varios años, doña Marina, madre de un sacerdote del Opus Dei, en medio de sus limitaciones físicas y de salud, se dedica a fabricar rosarios para regalar y difundir la devoción a la Virgen. Los hace negros, blancos, grises, de colores y con diferentes materiales y, mientras va ensartando las pepas, va rezando con devoción Avemarías.

Imposible calcular cuántas camándulas o rosarios ha elaborado, ni cuántas personas las han recibido, en Colombia y en el exterior. Al comienzo, las hizo para entregarlas a sus familiares, más tarde a sus conocidos y, finalmente, han ido llegando a muchas personas
que ni ella misma sabe.

A sus ochenta y cuatro años, doña Marina explica a quienes reciben su valioso regalo, que el Rosario es una oración tradicional católica que busca honrar a la Virgen.

Va enseñando también, que antes constaba de quince misterios que recordaban momentos —los Gozosos, Dolorosos y Gloriosos— de la vida de Jesús y de María, pero que en el año 2002 san Juan Pablo II añadió los misterios Luminosos, que permiten meditar sobre la vida pública de Jesús.

San Josemaría, fundador del Opus Dei y el amor a la Virgen María

“Todas las generaciones me llamarán bienaventurada", había dicho la Virgen en el Magníficat. Y así es: desde tiempos muy antiguos se la venera, especialmente con el título “Madre de Dios”, bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades.

El origen del Rosario se remonta al nacimiento del Avemaría en el siglo IX, como oración para honrar a María, la Madre de Dios. Parece que el Rosario tuvo su origen en la orden de san Benito y se expandió por acción de los dominicos. 

La actividad artesanal de Doña Marina se incrementa, como es lógico, en octubre, mes dedicado al Rosario, y en mayo, mes de la Virgen María. Ella ve compensada su labor cuando recibe mensajes en los que le dan a conocer las gracias obtenidas por el rezo del Rosario.

“Para la muestra un botón”: con motivo de la celebración del 80 cumpleaños de una señora muy querida —Doña Isabel—, el sacerdote hijo de Doña Marina, regaló uno de sus rosarios a cada uno de los asistentes a aquella reunión. Uno de ellos recibió el detalle, pero no le prestó mayor atención, pues no ha sido una persona muy piadosa. Sin embargo, aunque no rezaba, lo llevaba siempre con él. Un día, se encontró con una compañera de trabajo muy acongojada por diversos problemas: una hija se había ido de la casa, líos económicos y legales con un apartamento, unos quebrantos de salud de su mamá… Él echó mano del rosario que habían recibido de regalo y, entregándoselo, le dijo: “no veo cómo ayudarte, pero… toma: reza. Quizás te sirva”.

Una semana después, aquella mujer apareció sonriente y le contó a su compañero de trabajo: “¡Esto es un milagro! No me explico cómo, pero desde que empecé a rezar con tu rosario comenzaron a resolverse las cosas, una tras otra”. Su hija regresó a casa muy arrepentida y cambiada; el problema del apartamento se resolvió con facilidad; le hicieron un préstamo inesperado y por más dinero del que necesitaba; su mamá, que estaba muy enferma, recibió atención médica y venía mejorando. Ella atribuía todo al rezo del Rosario, porque eso era lo único diferente que había hecho en esos días.

Historias como esas llegan casi a diario a oídos de doña Marina. Ella se va entusiasmando con darle continuidad a su labor de propagar la devoción a la Virgen, y no deja de recibir solicitudes no solo de rosarios sino también de su oración personal, porque nadie duda de que ella, con su devoción, logra mucho de la Virgen.

San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei fue un gran devoto de la Santísima Virgen y rezó casi toda su vida el Santo Rosario, devoción que aprendió de sus padres.

“Fijaos en una de las devociones más arraigadas entre los cristianos, en el rezo del Santo Rosario. La Iglesia nos anima a la contemplación de los misterios: para que se grabe en nuestra cabeza y en nuestra imaginación, con el gozo, el dolor y la gloria de Santa María, el ejemplo pasmoso del Señor, en sus treinta años de oscuridad, en sus tres años de predicación, en su Pasión afrentosa y en su gloriosa Resurrección”, dijo en una de sus
homilías.

¿Cómo se reza el Rosario? 

El Rosario se inicia con la señal de la Cruz. Posteriormente se anuncian cada uno de los cinco misterios que se contemplan ese día. Los lunes y sábados se contemplan los misterios gozosos; los martes y viernes, los dolorosos; los jueves, los luminosos; y los miércoles y domingos, los gloriosos. Cada misterio se compone de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Cuando se han rezado los cinco misterios, se rezan las letanías de la Virgen, oraciones de alabanza a nuestra Madre. Según las tradiciones de distintos lugares, a esta estructura básica para rezar el Rosario se añaden algunas jaculatorias y oraciones que expresan la riqueza de la piedad popular.

Guía para rezar el rosario. (Descargar pdf).

Reza el santo Rosario cada día con la ayuda de estos audios

🎧 Misterios Gozosos - Lunes y sábado

🎧 Misterios Dolorosos - Martes y viernes

🎧 Misterios Gloriosos - Miércoles y domingo

🎧 Misterios Luminosos - Jueves

Guía para rezar el rosario. (Descargar pdf).