Maria Adela Tamés, una gran educadora

Desde el 15 de abril de 1954 se radicó en Colombia como una de las tres primeras mujeres que vino al país para iniciar la labor apostólica del Opus Dei.

Concha Campá y Maria Adela Tamés

De familia española, nace en México el 14 de febrero de 1925, luego se traslada a España, donde vive veinte años. Estudia Filosofía y letras en la Universidad de Oviedo y se especializa en Filología Románica. Inicia su Doctorado en la Universidad de Madrid, hoy Complutense, pero deja sus estudios para radicarse definitivamente en Colombia, desde el 15 de abril de 1954, como una de las tres primeras mujeres que vino al país para iniciar la labor apostólica del Opus Dei y antes de nacionalizarse –como quiso hacer, renunciando a su nacionalidad española- ya era colombiana de corazón.

En 1964 participa en la fundación de la Asociación para la Enseñanza -ASPAEN- iniciativa de un grupo de padres de familia y profesionales en educación, cuyo proyecto educativo logra armonizar la tarea de los padres de familia como primeros educadores de sus hijos, con una intensa formación y capacitación del profesorado y la educación integral personalizada de los estudiantes. En 1967 viaja a España, conoce al Fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, quien la anima y le da orientaciones concretas para la promoción de colegios.

Cofundadora del INSE, Instituto Superior de Educación, que más tarde da origen a la Universidad de La Sabana (1979), donde se desempeña como profesora de Filosofía de la Educación y ocupa los cargos de Decana, Vicerrectora, Directora del Departamento de Pedagogía y por corto tiempo Rectora, además de ser miembro de la Academia de Educación.

Su vocación de educadora la lleva a trabajar tanto con profesionales de la educación, como con alumnas de muy poca preparación y recursos, a las que entusiasma. Hace el Opus Dei santificando estas tareas profesionales, con un corazón generoso y enamorado de Dios. Por su amor a la Iglesia y su infatigable labor, con su fe profunda y un afan constante de llevar las almas a Dios, ayudó a personas de distintas ciudades de Colombia a descubrir su vocación, actuando siempre con gran sencillez y buen humor.

Su dedicación a la Pedagogía y al trabajo por los valores familiares, deja una profunda huella en Colombia, donde contribuyó a la preparación de profesionales comprometidos con lo que tanto ama: acompañar a jóvenes y sus familias y darles orientaciones certeras, llenas de sentido sobrenatural y sentido común. Por su constante estudio y dotes de formadora, hoy contamos con varias publicaciones suyas, la última de ellas sobre la educación de los hijos en la Fe;  “es el que más alegrías me ha dado”, expresó al concluirlo.

Su amor por la cultura la llevó a organizar bibliotecas, desde aquella en la Residencia Inaya, primera labor para universitarias del Opus Dei en Bogotá, la del Gimnasio Los Pinares en Medellín y la suya, que manifiestan su amplia cultura y compromiso social.

María Adela artista, escritora, fue sobre todo una persona fiel a su vocación en el Opus Dei, amiga de todos y amada por todos. Esta gran mujer estará siempre entre nosotros, porque rezó, escribió, habló y sembró su amor a Dios y a los demás, sin límites de fronteras.

Por Concha Campá