Habla la Secretaria Regional del Opus Dei en Colombia

Luz Helena Mejía Jaramillo, es la encargada de dirigir la labor con mujeres del Opus Dei en nuestro país. Nació en Manizales, y es abogada del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. En esta entrevista cuenta un poco de su vida y del trabajo de la Obra entre las mujeres.

Luz Helena Mejía Jaramillo

P. Cuéntenos un poco de su vida en el Opus Dei y desde cuándo es la directora de la labor con mujeres en Colombia.

R. Conocí la Obra desde pequeña, porque tengo una tía Numeraria, mi papá asistía a los Retiros que organizaba Palogrande, el Centro de Manizales, y mi mamá les ayudaba en todo lo que se necesitaba. Me acuerdo que acudí con toda la familia a la Misa que se celebró en la ciudad cuando murió S. Josemaría, y, poco después, empecé a acudir al Club Fontana. Un año después, estando en el Colegio, pedí la admisión como Numeraria. Empecé a vivir en un Centro cuando me vine a Bogotá, a estudiar Jurisprudencia, en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

Desde mayo de 1999 trabajo como directora, coordinando un equipo que piensa, impulsa, proyecta la tarea de formación y apostólica que hacemos las mujeres en Colombia.

P. Pero, yo leí en un pasado número de Trazos que el Opus Dei en Colombia está bajo el gobierno de un Vicario, que se llama Mons. Hernán Salcedo. ¿Usted depende de él o él sólo dirige la labor con hombres?

R. El Vicario regional representa en Colombia al Prelado del Opus Dei. En su tarea de gobierno, le ayudamos dos organismos colegiales: la Comisión regional, para los hombres; y la Asesoría regional, para las mujeres.

P. Háblenos de San Josemaría y qué quería con las mujeres del Opus Dei.

R. No tuve ocasión de conocer personalmente a San Josemaría, pero lo siento muy cercano, gracias a las películas que se filmaron de los encuentros multitudinarios que tuvo en Portugal, España y América; a sus escritos; a los testimonios de quienes vivieron con él; y a su intercesión desde el Cielo, que he tenido oportunidad de palpar en múltiples ocasiones, en asuntos tan graves como la encefalitis herpética de mi papá, en 1999, o en temas pequeños, como que se abra un aeropuerto para que salga un vuelo –situación muy cotidiana en la ciudad en que nací-. He experimentado la percepción de miles de personas de que San Josemaría era y es un Padre, con una gran capacidad de querer y de manifestar el cariño.

San Josemaría nos recordó a todos, hombres y mujeres, que estábamos llamados a amar a Dios, a través de nuestra vida corriente. Partía del hecho de que las mujeres somos radicalmente iguales a los varones, con los mismos derechos y obligaciones dentro de la sociedad civil y de la Iglesia. Como se daba cuenta del papel crucial de la mujer dentro de la familia, nos animó a dedicar nuestras mejores energías a la atención del hogar, además de participar activamente en los ámbitos políticos, económicos, profesionales, etc.  A las personas casadas, les decía que los hijos eran el principal negocio.

Un campo que la mujer debe santificar y que es todo un reto es el de la moda, para que queramos presentarnos, y, por lo tanto, lleguemos a pedirlo a quienes manejan el sector, de manera atractiva, moderna, cómoda para todos los papeles que desempeñamos, y, sobre todo, acorde con nuestra dignidad.

Otra tarea en la que la presencia de la mujer es indispensable -y que ocupaba un lugar especial en el corazón de San Josemaría- es la de dar calor y ambiente de familia a los Centros del Opus Dei, que para los Numerarios y las Numerarias son más que un lugar donde vivimos o se desarrolla la labor apostólica, son nuestra casa. 

P. ¿Cómo está la labor de las mujeres en Colombia? ¿Qué actividades realizan?

R. Gracias a Dios, hay mucho hecho,  y también queda mucho por hacer. Tenemos Centros culturales universitarios, Centros de actividades extraescolares para bachilleres, Centros de formación para mujeres casadas –con horarios diversos, para profesionales y amas de casa-, Residencias universitarias, Centros de estudio y trabajo donde algunas jóvenes, a la vez que estudian, aprenden y colaboran en las tareas del hogar, etc., en Bogotá, Medellín, Manizales, Cali, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Pereira y Chía. Se hacen viajes periódicos a Neiva, Santa Marta y Tunja, para dar formación a muchas Cooperadoras y amigas.

La principal actividad es la que cada una realiza en su trabajo profesional y en su familia. Corporativamente, en todos los Centros que he mencionado antes, se imparte formación en la doctrina católica, se enseña a las personas a tratar a Dios con una vida espiritual profunda, se dan cursos de moral y de ética profesional, se promueve la responsabilidad social mediante el trabajo bien hecho y una atención solícita a las necesidades de los menos favorecidos, etc. Además, según el segmento de población que acude a cada Centro, se organizan actividades específicas: por ejemplo, ciclos de temas especializados para universitarias, cursos para señoras sobre manejo inteligente del hogar, talleres de refuerzo y acompañamiento escolar, etc.

P. ¿En qué profesiones están las mujeres del Opus Dei en Colombia?

R. En muchas, ojalá muy pronto pudiera decir que en todas. Hay jueces, empresarias, arquitectas, educadoras, empleadas del hogar, periodistas, auxiliares de vuelo, secretarias, impulsadotas de productos de belleza…

P. En un mundo como el actual, con tanta liberación, una mujer del Opus Dei, casada o soltera, ¿cómo puede desenvolverse con naturalidad en su trabajo?

R. En el Opus Dei hemos aprendido a amar apasionadamente el mundo en el que vivimos, sin miedo a la vida ni miedo a la muerte. El sabernos hijas de Dios y elegidas por Él para llevarle al sitio donde estamos, nos da mucha seguridad y optimismo, para disfrutar lo que hacemos y también cuando es necesario ir contra corriente. Constatamos que nuestros colegas nos respetan, porque ven que tratamos de vivir con coherencia cristiana; que no los juzgamos, sino que aprendemos de ellos, los comprendemos y procuramos ayudarles.

P. ¿Cómo puede una mujer en su trabajo encontrar y enamorarse a Dios?

R. Igual que un hombre: sabiendo que podemos ser gratas a Dios a través del trabajo que le ofrecemos –o sea, que hacemos por Él, con Él, para Él- y realizamos con rectitud y la mayor perfección posible; sirviendo a los demás, mediante una labor profesional en la que procuramos  vivir todas las virtudes (justicia, caridad, respeto, prudencia…) y convertir ese quehacer en oración: pidiendo ayuda a Dios cuando no sabemos cómo resolver un asunto o necesitamos fortaleza para concluirlo, dándole gracias cuando las cosas salen bien, rectificando cuando las hemos hecho por salir del paso; excediéndonos, por amor, gustosamente, en el cumplimiento del deber… En resumen, cuando Dios es el espectador y el destinatario de nuestros afanes, no deseamos vivir para el éxito, sino para amar.

P. ¿Son más las casadas o las que viven el celibato apostólico?

R. Las casadas.

P. ¿Las casadas terminan llevando a sus maridos a la Obra o ellos no saben que sus esposas son del Opus Dei?

R. Hay de todo: maridos que llevan a sus esposas o viceversa. Normalmente en sus familias conocen su vocación al Opus Dei, pues procuran seguir el consejo de San Josemaría de vivir con sencillez y naturalidad su entrega y hacer de sus casas hogares luminosos y alegres; cuidar al marido como si fuera el hijo más pequeño; educar a los hijos como buenos hijos de Dios y de la Iglesia.

P. ¿Y las que viven el celibato apostólico en que trabajan?

R. En lo mismo que las demás. Muchas se dedican a la atención de los Centros del Opus Dei. En este momento en Colombia hay una buena cantidad de médicas, psicólogas y de personas que trabajan en Colegios y Universidades; también hay abogadas, ingenieras, economistas, diseñadoras…,  y, como decía antes, alguna azafata.

P. ¿Qué labores sociales impulsan las mujeres del Opus Dei en Colombia?

R. Si por labores sociales entiende las que se realizan a favor de personas de escasos recursos, le puedo hablar de iniciativas conocidas. No las enumeraré todas, porque me alargaría. En Cali, destacaría la labor de Los Valles, donde capacitan a mujeres del distrito de Aguablanca para que puedan poner en marcha famiempresas. En el suroccidente de Bogotá empezó a funcionar Casanueva –antes tenía su sede en el Barrio 20 de julio-, donde ofrecen cursos de computadores y de liderazgo juvenil para niñas. En Medellín, una Supernumeraria promovió una Fundación que facilita los lotes -en un barrio situado en la comuna nororiental- y los materiales para que las personas construyan sus viviendas, además hace un acompañamiento a las familias. En Barranquilla, un grupo de profesionales jóvenes capacitan a las señoras y atienden los niños de Villa del Rosario.

P. ¿Cuál fue la última ciudad donde llegaron las mujeres del Opus Dei y qué labor realizan allí?

R. La última ciudad fue Chía, donde funciona el Centro Cultural Arboleda, al cual acuden señoras, universitarias, bachilleres y trabajadoras de diferentes sectores de servicio. Está siendo un buen instrumento para que profesoras, administrativas y alumnas de la Universidad de la Sabana conozcan más de cerca el espíritu del Opus Dei, mediante Convivencias cortas, jornadas de retiro, meditaciones dirigidas por un sacerdote, etc.

P. Con esta entrevista podríamos concluir que Opus Dei quiere decir: Dios en la calle, Dios en el trabajo y Dios en la familia.

R. Sí, porque Dios está en el corazón de cada uno, dando valor eterno a lo que somos, amamos y hacemos.