Florentino Pérez-Embid, un personaje polifacético

El historiador Onésimo Díaz relata en su nuevo libro la vida de Florentino Pérez-Embid. A través de sus páginas destaca su papel como intelectual, político y gestor de plataformas culturales.

Reseña de la biografía de Florentino Pérez-Embid

En la vasta paleta de figuras históricas y políticas de España, Florentino Pérez-Embid (1918-1974) emerge como un personaje de notable relevancia. Su vida y obra han sido estudiadas por el historiador Onésimo Díaz, subdirector del Centro de Estudios Josemaría Escrivá, en una reciente biografía publicada por Ediciones Rialp.

Florentino Pérez-Embid fue una figura multifacética que a lo largo de su vida sobresalió como intelectual, gestor de plataformas culturales (entre ellas la editorial Rialp) y político. Fue un hombre de su tiempo y tal como señala el autor «caminó paralelamente a la historia de España durante el franquismo, de tal manera que puede decirse que resultó un testimonio de ella y que, en determinados momentos, influyó en el transcurso de los acontecimientos».

Portada de la biografía de Florentino Pérez-Embid
Portada de la biografía de Florentino Pérez-Embid

Su pertenencia al Opus Dei, desde 1943, lo convirtió en uno de los primeros miembros de la segunda generación. Díaz resalta que «su vinculación al Opus Dei representó un elemento relevante para entender su vida, no por sus implicaciones políticas o culturales, sino por la manera de hacer su trabajo y de inspirarse en sus acciones cotidianas».

El autor pone de manifiesto que, a lo largo de su investigación, se interesó por conocer cómo vivió Pérez-Embid «en un determinado contexto histórico, cómo eran su carácter y su temperamento, y cómo actuó ante determinadas circunstancias».

Florentino Pérez-Embid, un personaje multifacético

Florentino Pérez-Embid nació en 1918 en la provincia de Huelva, España. Tras completar sus estudios de bachillerato se matriculó en el curso de Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla. Durante los dos primeros años universitarios se decantó por la Historia del Arte.

Sus estudios se vieron interrumpidos por la Guerra Civil Española hasta 1939 cuando pudo reanudarlos. Por entonces, bajo la influencia del catedrático Vicente Rodriguez Casado con quien trabó amistad, se interesó especialmente por la historia Americana.

Su pasión por la historia y la enseñanza lo llevaron a prepararse durante casi 10 años para opositar como catedrático. Primero logró conseguir una plaza en la Universidad de Sevilla y después en la Universidad de Madrid. Más tarde, fue rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Su amistad con Rodríguez Casado «le ayudó a descubrir su vocación espiritual de buscar la plenitud cristiana en el espíritu del Opus Dei». En 1943 pidió la admisión como numerario. Esto motivaría su traslado a Madrid. Allí vivió junto a san Josemaría durante dos años y colaboró a lo largo de su vida en diferentes iniciativas y apostolados impulsados por el fundador.

Pérez-Embid era un gran lector, lo que lo llevó a involucrarse en la escritura y en el mundo editorial. Fue secretario de la revista Arbor y, en 1946 por pedido de san Josemaría Escrivá, puso en marcha la editorial Rialp. Según señala Díaz en su libro, como director de la editorial, Pérez-Embid quería publicar libros de temática variada y de presentación atractiva.

Poco a poco su trayectoria profesional de catedrático e intelectual lo fueron acercando al mundo político, aunque en cierto sentido, según subraya su biógrafo, no fue un político convencional. Su ingreso a ese universo fue como director general de Información durante el franquismo. 

Luego, fiel a su pensamiento monárquico, fue parte del Consejo Privado de Juan de Borbón. Además, fue procurador en Cortes durante tres legislaturas. Más tarde, en 1968 asumió la Dirección General de Bellas Artes y realizó gestiones para la llegada a España del Guernica de Picasso, que se logró durante el régimen democrático

Sin embargo, su muerte prematura en 1974 no le dio tiempo a completar su aspiraciones políticas. Según Onésimo Díaz, «de no haber fallecido a los cincuenta y seis años probablemente hubiera representado un papel destacado en la Transición, quizás como diputado o senador».