El Papa recuerda su viaje a Kazajistán en la audiencia general

Dijo que “esos momentos de encuentro son importantes, pero no olvidemos que también el esfuerzo y el testimonio cotidiano de cada uno hacen posible construir un mundo mejor para todos”.

Queridos hermanos y hermanas:

La semana pasada, del 13 al 15 de septiembre, estuve en Kazajistán. El motivo principal de este viaje fue participar en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales. Allí se discutió y aprobó la Declaración final, como un paso más en la promoción de la paz y la fraternidad humana.

Esos momentos de encuentro son importantes, pero no olvidemos que también el esfuerzo y el testimonio cotidiano de cada uno hacen posible construir un mundo mejor para todos. Además de participar en el Congreso, pude encontrarme con las autoridades de Kazajistán — a quienes agradezco su acogida cordial— y con la Iglesia que vive en esas tierras. Allí los católicos son pocos, pero ese “pequeño rebaño” es una comunidad de personas alegres y entusiastas, abierta a las relaciones con los cristianos de otras confesiones y a la fraternidad con todos.

Con ellos celebré la Misa el día de la Santa Cruz, la cual es signo de la esperanza que no defrauda porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. El lema del Viaje apostólico a Kazajistán fue «Mensajeros de la paz y la unidad». Que Cristo resucitado nos conceda la gracia de ser portadores de su paz y constructores de unidad en cada uno de nuestros ambientes. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

JRB