El Papa Francisco explicó las claves de su viaje a Budapest y Eslovaquia

Dijo que “fue una peregrinación de oración, un tiempo de gracia para ir a las raíces de la vida cristiana y una ocasión para renovar la esperanza”. El Papa dio gracias a Dios “y a todos los que han hecho posible este viaje”, y pidió oraciones “para que las semillas esparcidas durante esos días den buenos frutos”.

Queridos hermanos y hermanas:

El miércoles pasado regresé del Viaje Apostólico a Budapest y Eslovaquia. Fue una peregrinación de oración, un tiempo de gracia para ir a las raíces de la vida cristiana y una ocasión para renovar la esperanza.

La oración comenzó en Budapest, en la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional, con la adoración a Jesús Sacramentado, y se concluyó con la Fiesta de la Virgen Dolorosa en Šaštin.

El agradecimiento por nuestras raíces cristianas estuvo acompañado del ejemplo de los santos Cirilo y Metodio, y otros testigos de la fe, que son un modelo a imitar en nuestra misión evangelizadora.

Además, durante este Viaje he visto esperanza en los rostros de tantos jóvenes y de tantas familias; en la mirada de muchos consagrados que se comprometen en favor de los más necesitados; y en los encuentros con los hermanos de otras confesiones cristianas y de otras religiones. Este es el camino de la fraternidad, construir juntos el futuro con esperanza.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta Audiencia, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano. Doy gracias al Señor y a todos los que han hecho posible este Viaje, también a ustedes que me acompañan diariamente con su oración, y les pido que sigan rezando para que las semillas esparcidas durante esos días den buenos frutos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.