Desde La Ceja Antioquía: una vela al Santísimo con más de 300 participantes

Durante toda lo noche, se unieron a la vela desde las principales ciudades del país, así como desde municipios más pequeños o desde ubicaciones más remotas como San Salvador, Santo Domingo, Maracaibo, Los Ángeles y Dallas... para pedir al Señor que termine pronto la crisis mundial por la que estamos atravesando.

Por: Ma. Luisa Zuleta

Desde El Alto, centro de Opus Dei encargado de la Administración de Guaycoral, Casa de retiros, en La Ceja, Antioquia, se transmitió la “Vela Virtual” para rezar por el fin de la pandemia, a la que se conectaron personas de todo el país y del exterior.

En El Alto queríamos tener Vela al Santísimo, veíamos la necesidad de rezar más por las circunstancias que estamos viviendo en el mundo entero.

Luego de una reunión virtual que tuvimos algunas de las personas que nos dedicamos más a las actividades de formación dirigidas a bachilleres y universitarias de distintas ciudades y centros de la Obra en Colombia, la idea cobró más forma.

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El propósito de la reunión era apoyarnos entre todas, unir fuerzas y darle continuidad a las actividades formativas entre gente joven. Como fruto de esta, nos propusimos hacer una Vela al Santísimo a nivel nacional, que transmitiríamos desde El Alto por el canal de YouTube del Centro Cultural Diagonal (el mismo que estamos utilizando para transmitir las meditaciones)

Fue un trabajo en equipo en todo el sentido de la palabra. En El Alto hicimos una “lluvia de ideas” para construir el soporte del computador en el oratorio, con la altura necesaria para captar bien la imagen del altar. Asimismo, todas fueron aportando ideas e invitando a sus familiares, amigas y conocidos.

Lo mismo sucedió en los otros centros de la Obra que se unieron. Las chicas de Diagonal diseñaron la invitación que enviamos a todas nuestras amigas; dieron el apoyo técnico a las de El Alto para lograr las conexiones y días antes, hicieron juntas las pruebas. Desde otro Centro, Arboleda, diseñaron el formulario de inscripción, el cual nos permitía conocer desde qué ciudades se conectaría la gente y el alcance de la coberturade forma remota para los turnos durante toda la noche. Otro formulario diseñaron las chicas del Centro Cendal, en Manizales, para el eje cafetero. Desde Narval, en Bucaramanga, nos enviaron las oraciones para seguir la exposición y bendición. En nadie faltó el entusiasmo y la ilusión para apoyar la iniciativa, invitar gente y animar a rezar por el fin de la pandemia.

Antes de empezar, el sacerdote explicó brevemente que una Vela es una exposición solemne del Santísimo Sacramento, que inicia con cantos litúrgicos de adoración y termina, al día siguiente, con una bendición, durante la exposición, en la noche y por turnos los participantes le van acompañando,turnos que sirven para rezar y reflexionar frente al Señor Sacramentado.

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Animó a confiar en la oración como medio para apelar a la misericordia de Dios y cambiar la historia. Con el Santísimo ya expuesto, el sacerdote dirigió unas palabras para favorecer el recogimiento. Animó a confiar en Dios en estos momentos y recordó que la presencia de Dios en la Eucaristía es una presencia que acompaña, que da fuerza, porque es más fuerte que la muerte. Asimismo, recordó el valor de la familia y cómo esta temporada de aislamiento nos ha ayudado a redescubrir a las personas con las que vivimos.

La noche de la Vela tuvimos algunos problemas con la señal de manera que en varias ocasiones se interrumpió la conexión. Lo que nos sorprendió es que algunas chicas escribían a la una, dos de la mañana para avisarnos del suceso y decirnos que de igual forma estaban rezando, acompañando al Santísimo a kilómetros de distancia. Las dificultades por la pérdida de señal no les quitaba el entusiasmo ni el compromiso con la hora que habían escogido para rezar. Por ejemplo, Laura que frecuenta Arboleda, escribió: “Mil gracias. Así se cayera la transmisión, estoy segura que muchos nos conectamos en oración con Jesús”. Les agradecimos mucho la ilusión y la paciencia.

Para las de El Alto esto también fue un aliciente, pues pasaron gran parte de la noche intentando solventar las dificultades de conexión. Había un interés y deseo sincero de unirse a los más necesitados y pedirle al Señor su misericordia. Esto, nos recordó lo que hace poco dijo el Papa en la bendición Urbi et Orbi: “Nadie se salva solo”. Ahí estábamos todas unidas en oración.

En Manizales se organizaron para cubrir todas las horas con las familias del Gimnasio ASPAEN Los Cerezos. Se unieron 21 niñas, algunas con sus familias, y 20 profesoras. Ante la propuesta, una estudiante afirmó: “lo necesito, haré dos horas, de 11:00 p.m. a 1:00 a.m.”. Otra niña que había escogido la franja de 11.00 p.m. a 12.00 a.m., escribió a su preceptora: “Yo aquí pensando: la gracia es hacer el sacrificio pleno a una hora que cueste un poco más. Esa es la gracia”. Su preceptora le respondió: “Estoy de acuerdo contigo, me falta gente a las 3:00 a.m. Entonces la niña dijo: “Dale. Yo lo hago. Lo haré de 11:00 a 12.00 y también de 3.00 a 4:00”. Días después, volvió a escribirle a su preceptora para contarle: “¡Un gran sacrificio! Estaba que se me cerraban los ojos, pero lo disfruté al 200%”.

Se reportaron para la Vela más de 300 personas, quienes se conectaron desde las principales ciudades de Colombia y desde municipios más pequeños como Capitanejo, Santander; Bello y Santa Bárbara, Antioquia; Madrid, Soacha, Zipaquirá, Chía, Cota y Cajicá, Cundinamarca; Jamundí, Valle. Asimismo, desde ciudades de otros países como Caracas, Mérida y Valencia, Venezuela; San Salvador, El Salvador; y Santo Domingo, República Dominicana; Los Ángeles y Dallas, EEUU.

A la hora de la bendición, había alrededor de 150 personas conectadas y, así mismo, permanecieron en los turnos durante la noche muchas personas conectadas. Sabíamos, que detrás de una persona, estaban también sus familias. De hecho, el grupo de “40 días por la Vida” de Cali, quienes previamente tenían prevista una vigilia esa noche, se unieron a esta iniciativa y nos acompañaron rezando por el fin de la pandemia y del aborto.

Ma. Luisa Zuleta​